Estos trabajadores, representados por la International Longshoremen’s Association (ILA), han paralizado o ralentizado las operaciones portuarias en reclamo de mejores salarios y protección contra la automatización. Se estima que las pérdidas económicas diarias derivadas de esta huelga oscilan entre 3.8 y 5 mil millones de dólares.
Las exigencias del sindicato incluyen un aumento salarial de cinco dólares por hora cada año durante seis años, además de la eliminación de los proyectos de automatización que, según Harold Daggett, líder de la ILA, amenazan los empleos del sector. “Estamos preparados para luchar todo el tiempo que sea necesario”, afirmó Daggett al iniciar la huelga.
El impacto inmediato de la paralización ha comenzado a sentirse en productos perecederos y bienes de consumo, con más de 54 buques portacontenedores varados y esperando ser descargados. Se espera una mayor congestión en las próximas semanas, agravada por la llegada de más barcos a los puertos, lo que amenaza con afectar la cadena de suministro de manera significativa.
La situación ha generado una gran preocupación en el gobierno del presidente Joe Biden, quien ha instado a los empleadores portuarios a mejorar su oferta para llegar a un acuerdo con los trabajadores y evitar una prolongada interrupción de la cadena de suministro.
Entre los productos más vulnerables a esta interrupción se encuentran los alimentos como bananas, mariscos, café y frutas, además de piezas de maquinaria y automóviles.
Aunque los economistas han indicado que los precios al consumidor no aumentarán de inmediato debido a que muchas empresas adelantaron envíos clave, una huelga prolongada podría tener repercusiones a largo plazo. Según Morgan Stanley, los precios de los alimentos serían los primeros en reaccionar ante un desabastecimiento sostenido.
Además de la presión sobre las grandes empresas, los pequeños y medianos negocios se enfrentan a un riesgo mayor debido al aumento de los costos de transporte y la falta de capacidad para desviar productos hacia otros puertos.
Mientras tanto, los puertos de la Costa Oeste y algunos puntos de entrada en México están recibiendo parte del desvío de mercancías, pero no todas las cargas pueden ser redistribuidas de manera eficiente o rentable. Este escenario añade complejidad a la situación y podría tener un impacto duradero en la economía global, en un contexto en el que la inflación ya es una preocupación importante.
Empresas como Walmart y Costco están mejor posicionadas para absorber los efectos de la huelga, pero los pequeños importadores y distribuidores enfrentan serias dificultades para
hacer frente a los costos adicionales.
A medida que la huelga avanza, las proyecciones apuntan a que cada semana de paralización podría afectar las exportaciones agrícolas por un valor estimado de 318 millones de dólares, exacerbando las tensiones en la cadena de suministro.
La última gran huelga de la ILA se produjo en 1977, lo que subraya la importancia de la actual movilización y su potencial impacto en el comercio mundial y en los consumidores, tanto en EE.UU. como a nivel global.
Fuente: globalports.com.ar