#Elecciones 2017. ¿Cuáles son las estrategias de oficialismo y oposición en San Lorenzo?

El raimundismo va por las cuatro bancas en juego. La oposición, apenas si podrá alzarse con una


El oficialismo ratificó su estrategia y va por más: quiere asegurarse las cuatro bancas en juego.

La campaña política ingresa a su tramo final.  El lunes próximo es 2 de octubre y apenas si quedarán algo más de 15 días para convencer a los votantes sobre las propuestas que cada candidato tiene para aportar.

En el caso de San Lorenzo, las estrategias de los principales sectores políticos están bastante definidas.

El oficialismo, que tuvo un éxito abrumador en las PASO y recogió más de 12.000 votos (sin disputar interna con alguien), ratifica e intensifica la modalidad de campaña: Eduardo Ros recorriendo barrios, dialogando con vecinos y acompañando al intendente Leonardo Raimundo en su plan de gobierno.

Con esto le bastó para lograr una holgadísima victoria con la que, entonces, le habría valido alzarse con las cuatro bancas que se ponen en juego. Ahora, en las generales, el oficialismo quiere repetir y quedarse, precisamente, con esos cuatros escaños.

Del otro lado, todos los que participan en la compulsa electoral son conscientes que apenas pueden disputar por una banca. Y por la última de las cuatro en juego.

Un panorama desalentador para la apetencia de cualquier político, pues la recompensa es demasiado mezquina: de cuatro bancas, solo está al alcance una; y de esas cuatro, solo la última, tal lo dicho. O quizás, ninguna.

Esta última posibilidad puede darse, y como antecedente inmediato están los resultados de la PASO.

Ratificada la estrategia de campaña del oficialismo, la oposición tendrá que resolver si realiza correcciones o muere en la suya.

De ver en uno de los candidatos con posibilidad de pelear esa cuarta banca en juego, Marcelo Remondino, pareciera ratificar con todo lo actuado hasta acá.

El referente del peronismo, que en estas elecciones se postula por fuera del partido después de las diferencias internas suscitadas, logró casi 2.700 sufragios, contra los cerca de 2.900 de la candidata oficial del peronismo, Gloria de los Ríos.

Teniendo en cuenta la estructura de uno y otro, lo de Remondino es muy loable. Mientras creció en más de 1.000 votos a lo obtenido en 2015, a base de asesoría legal y gestiones administrativas gratuitas para usuarios y consumidores, y con una camionetita ploteada con su rostro desde hace más de dos años, De los Ríos encarna una de las peores campañas del peronismo. Y con una estructura mucho mayor.

El tercero en discordia es Reynaldo Díaz, otro hombre del peronismo que, al igual que Remondino, decidió pelearla por afuera y que, por esta razón, en los últimos días generó mucho ruido.

La desilusión de 2009 no está tan lejos en el tiempo, cuando por entonces, y por primera vez desde la recuperación de la democracia en 1983, el PJ no obtuvo banca alguna de las también cuatro en juego.

Por eso, la metodología a la que ahora echan mano, varió para hallar el camino correcto.

Por ejemplo, en las PASO llevó adelante una denominada “campaña limpia”, con poca publicidad callejera, mientras al oficialismo lo acusaban por gastar “cifras siderales”. Ahora, San Lorenzo quedó inundado de carteles publicitarios con el nombre y rostro de quien comanda la principal fuerza opositora.

Antes se apostaba por una campaña austera; ahora no hubo más remedio que aportar un flujo importante de dinero en cartelera para revertir la estrategia. Y no está mal. Si el peronismo logra revertir los magros resultados de las internas, será una plata bien invertida.

Tiene, a su favor, que entre ambas fuerzas que disputaron la interna, si se sumasen los votos de uno y otro, estarían en condiciones de redimirse con una banca. Pero nunca esos resultados se repiten en las generales, tal el caso de 2015, cuando entre todos los sectores internos sumaron casi el doble que el oficialismo, pero en generales decayeron estrepitosamente y apenas si se logró hacer ingresar a Alejandro Cabral al Concejo Municipal.

El domingo 22 de octubre es la fecha para las elecciones generales. Restan unos veinte días de campaña y el raimundismo ratifica y acentúa su estrategia. La oposición, mientras tanto, no mostró aún demasiado ingenio como para demostrar que una gran remontada todavía sea posible.

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