La competencia es imponente: más de 700 nadadores de todo el país compiten por un lugar entre los mejores. Algunos llegan desde clubes históricos como River, Unión o los seleccionados de Uruguay. Pero entre tanta elite, una sola nadadora representa a Red Star de San Lorenzo, y lo hace con el corazón: Emilia Bäer, acompañada por su entrenadora Isabel Castro, quien la forma desde que dio sus primeras brazadas.
Una vida entre el agua, el aula y los sueños
Emilia va al colegio San Carlos, entrena cuatro días por semana a la mañana, a veces en doble turno, y mantiene el ritmo con una sonrisa que contagia. “Me gusta todo de la natación, pero hay que entrenar mucho para bajar los tiempos”, dijo con la madurez de una deportista formada en valores.
Compite en cinco pruebas: 50 y 100 espalda (su estilo favorito), 50 pecho, 100 libre y 200 combinados. Y aunque sabe que clasificar al Torneo Internacional Proyección Olímpica Suramericana en Paraguay será difícil, no hay una sola mueca de frustración en su rostro. Al contrario, lo dice con la templanza de quien ya entendió que el camino es tan importante como el resultado.
“Mi sueño es el de todo nadador: llegar a las Olimpíadas”, lanzó, sin vueltas. Y en San Lorenzo, todos sabemos que los sueños se construyen con esfuerzo, y que a veces comienzan en una pileta chica, pero con la ambición de llegar lejos.
De Red Star al país
En esta edición del Nacional, otros tres nadadores del club también clasificaron pero no pudieron asistir por razones personales: Jeremías Galván, Clara Chaperón y Amelia Caraffa. Que una institución como Red Star —con recursos limitados pero con un corazón gigante— haya logrado meter a cuatro representantes en una competencia nacional, ya es una hazaña.
Para Isabel Castro, entrenadora del club, el crecimiento de Emilia es innegable. “Está rankeada entre las 10 mejores del país en casi todas las pruebas. En pocos meses, pasó del puesto 20 al top 10. En 50 metros espalda, llegó a estar cuarta. Eso es muchísimo”, remarcó.
La estirpe sanlorencina
San Lorenzo ha dado grandes deportistas. El más emblemático, Javier Mascherano, nació en estas mismas calles. Hoy, Emilia Bäer toma la posta desde otra disciplina, pero con el mismo fuego interior, la misma determinación, la misma capacidad de representar a una ciudad entera con orgullo.
No sabemos si Emilia llegará a una final internacional, si subirá al podio o si se colgará una medalla. Pero ya ganó. Porque a su edad, mientras muchos sueñan con likes y pantallas, ella entrena, compite y representa a su ciudad en el agua. Y eso, en tiempos como estos, vale oro.
Fuente: SL24 – Cordón Plus
