La gestión de la políticas de estado tienen como principal activo la administración eficiente de los territorios, un activo invalorable que el Peronismo tiene en cada rincón del país con su capilaridad territorial apalancada en gremios, punteros y militantes. Usted querido lector se preguntará cómo hizo la fuerza creada por el General Juan Domingo Perón para consolidar tan ambiciosa empresa… No hay ningún secreto. Lo consiguió con las tan mentadas “cajas” que la política tiene naturalizada como un ejercicio más para las garantías del “bien común”.
Estas “cajas” se forman de muchas maneras. Con la obra pública, algunos favores, las importaciones, alguna que otra firma, habilitaciones… podría llenar toda la página describiendo las ventanillas donde se generan estas tan románticas armas de seducción política. Estas “cajas” tienen mecanismos facturables y no facturables y están naturalizadas en el mundo empresarial y político. Prácticas que suceden en la mayoría de los países del mundo.
El crimen organizado tiene en la construcción de “cajas” su leimotiv, que está compuesto por un sin fin de negocios ilícitos y sumamente repudiables como la venta de droga, juego, amenazas, tráfico de armas… Muchas de estas “cajas” son más grandes que las que genera la política y es ahí donde el ecosistema de convivencia se quiebra. En Santa Fe esto se quebró con el gobierno de Herme Binner, quien al asumir la conducción de la provincia decidió no administrar las “cajas” del delito que genera la policía. Una decisión de la cual todos estaríamos de acuerdo y la mayoría siquiera nos animaríamos a cargar sobre las espaldas el manejo de esas cajas, pero las consecuencias de está decisión se está pagando con miles de muertos en Rosario.
Cualquiera que lee las estadísticas de muertos por enfrentamientos por el negocio narco en España, Países Bajos y Estados Unidos ¿podría creer que es por las fuerzas represivas de sus éticos hombres de la fuerza o una fortaleza de dirigentes políticos que pueden dialogar para trazar los límites de las “cajas”? Hagan sus apuestas.
La política Argentina deberá sentarse a la mesa y trazar los límites de las “cajas”. Y para ello se necesita curiosamente de mucha honestidad y de muchos, pero muchos huevos…