El reconocido periodista Quique Pesoa usó su espacio de radio para entrevistar a Tanu, su hijo trans que vive en Italia. En una charla íntima, el joven -que además es columnista del programa de su padre, El Desconcierto, en Radio Nacional- habló sobre cómo su familia lo ayudó durante la transición y agradeció haber crecido en una casa donde había libertad.
“Es difícil conmigo. Mi caso es difícil, por eso mi transición fue difícil -comenzó contando Tanu, quien desde hace más de un año reside en Bologna y está en pareja con un muchacho italiano a quien a su papá presenta como “yerne”-. Al principio, muchas personas piensan de un día para el otro que su género cambia y se dejan llevar, y yo tenía mucho esta imagen estereotipada en la cabeza de la tipa lesbiana, marimacho y me daba miedo, me aterrorizaba, porque nunca fui así. Desde chico soy femenino: me pongo vestidos, me maquillo, lo contrario”.
Luego de la introducción, el periodista siguió indagando en la vida de su hijo, como si se tratara de una entrevista a un desconocido:
-¿Lo hacías forzadamente o sentías que eras una nena y jugabas gracias a un mandato? ¿Lo sufrías?
-No. Cuando tengo que hablar de esto digo que fui mujer feliz durante mis primeros 17 años y me identifiqué con las cosas de mujer, entre comillas, y también jugué con autitos. En casa nunca me obligaron a hacer cosas: “Hablá mas bajo”, “Ponete un vestido”. No sentí la femineidad forzada. Vi las dos cosas y la elegí. Y esa línea de femineidad que tuve siempre no me impidió empezar a sentirme hombre, un hombre muy femenino, y fue una patada en los huevos que no tengo. Pensé: “Tengo un problema, un trastorno de personalidad”.
-¿Cuándo aparece la la transición, aparece con dolor y sufrimiento?
-Sí, y negación absoluta. “No soy un chico, no puede ser, y si es así, es un par de meses, una fase, un mambo, la cuarentena…”. No podía ser. Estuve un año negándolo absolutamente, diciendo que no podía ser porque no soy el estereotipo de hombre trans que tiraba sociedad, que su adolescencia es de mujer medio marimacho, que existen, pero que no es la realidad absoluta.
-¿Cuánto pasó hasta que empezaste a sentirte medianamente feliz?
-Fueron meses y meses de terapia y negación y sufrimiento. Tuve momentos muy suicidas, duros, que pensás que nada tiene que ver con tu sexualidad. Ese era el problema. No estaba confundido: siempre pienso que me gusta todo, la persona no me gusta por su género sino por su persona. Me enamoré de hombres, mujeres, gente que no se identifica con ninguno de los dos géneros.
-En mis recuerdos, en casa, desde que naciste hasta los 17 que te fuiste a Europa y estas haciendo tu vida… pienso que el viaje debe haber morigerado los sufrimientos de esta transexualidad, ¿se dice así?
-Podés decirlo como quieras; hay gente que no se siente cómoda con la palabra transexualidad. Mis amigos me presentan como que soy trans, no tengo problema con eso.
-En esta suerte de libertad que siempre te dimos, o nosotros creemos que te dimos, capaz pasaba por tu dormitorio y te encontraba jugando con una nena de tu edad en la cama, besándose, y es esto: que desde ese momento te gustaban tirios y troyanos…
-Sí. A casa llevé noviecitos y noviecitas, relaciones serias y no; todos eran siempre bienvenidos a mi casa. Mi primera relación con una mujer, a los 15 (años), la llevé a casa. Y antes, con un hombre, también. Nunca hubo problema de pensar: “Si me gusta una mujer mis papás me van a matar…”. Tuve la suerte y el privilegio de crecer con una familia que nunca me puso un límite con eso.
-Transexualidad sería cambiar de sexo, que no es tu caso. Pero te gustan hombres y mujeres. ¿Cómo es?
-Género y sexualidad son dos cosas que no van de la mano. Hay días en los que pienso en una terapia hormonal y días en los que no, que confío en mi género, de un hombre. Es difícil de entender porque no dejo de hacer las cosas de antes. Cambié de género, pero soy el mismo.
Para cerrar la charla, Quique Pesoa bromeó: “Mocosa de porquería, ¿no te da vergüenza hablar esto con tu padre?”. Entonces Tanu explicó por qué le sugirió a su papá hacer la entrevista: “Debe haber alguien que te escucha y me escucha, y se acuerda de Catalina, la nenita rubia, chiquita, y estuve en tu programa y pensé que ya que lo aceptamos en la familia y ahora es Tanu, podíamos contar qué pasó con Catalina, y abrir el tema”.
El periodista le agradeció y aclaró que su testimonio no era solo importante para la comunidad trans sino para todo el que estuviera escuchando el programa. “Te amo, papá”, se despidió Tanu, pero el conductor no se la dejó pasar y le pidió que lo saludara como lo hacen en privado. “Te quiero, guacho”, cerró la charla familiar y a la vez pública, que escucharon miles de personas.
Fuente: Teleshow