En la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de San Lorenzo se llevó adelante este jueves una jornada de exposición del estudio realizado entre la empresa DHSH y la Facultad de Agronomía de la UBA acerca de cómo los argentinos desechan el aceite vegetal usado y de qué manera este desecho tan contaminante puede reciclarse y convertirse en biodiesel de segunda generación.
Según el relevamiento, las familias argentinas desechan 122 millones de litros de aceite de cocina usado por año. De esa cantidad, se recupera actualmente 27 millones de litros de aceite vegetal usado, es decir el 22 por ciento que se consume. El compromiso pasa por recuperar los 95 millones de litros restantes para seguir contribuyendo con el cuidado del medioambiente.
«La problemática del aceite usado de cocina es muchas veces invisible. Y no tomamos conciencia de lo que pasa con el aceite después de que cocinamos en casa y luego de que compramos algo frito en rotiserías o locales gastronómicos. La empresa DHSH vio esta problemática y empezó a buscar soluciones. Encontramos la manera para recolectar el aceite tanto en grandes generadores como comercios gastronómicos, como en pequeños generadores. Y a través de puntos verdes se puede transformarlo en un recurso para finalmente convertirlo en biodiesel de segunda generación», apuntaron en la exposición.

Estadísticamente, un litro de aceite vegetal usado contamina hasta mil litros de agua. «Lo que genera el aceite tanto en el suelo como en el agua es una capa impermeable. Impide el intercambio gaseoso entre el aire y el agua, o el aire y el suelo. Por ende, todos los organismos que viven debajo del suelo o del agua mueren», advirtieron. «Asimismo si los arrojamos en las bachas de nuestras cocinas generamos obstrucciones en las cañerías y en los desagües de la ciudad. Por lo cual el problema desemboca en el río y en el mar», añadieron.
Desde DHSH se trabaja para generar conciencia en la sociedad, en los municipios, en escuelas y con los grandes generadores, para que todos tomemos el hábito de separar y disponer correctamente el residuo que generamos cuando cocinamos con aceite vegetal. Lo más importante es que si separamos y disponemos con una empresa certificada para esta operación, le estamos dando una oportunidad más a un residuo que se convertirá en materia prima para la producción de biocombustibles de segunda generación.
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