Según relató su papá Faustino en declaraciones al medio IRÉ, el adolescente estaba practicando “el tema de los tachos”, una actividad que realiza habitualmente con caballos, junto a su primo Juan. En un momento, cayó de cabeza al suelo y quedó inconsciente. “Estuvo como ocho horas sin despertar hasta que lograron que abriera los ojos en Rosario”, contó su padre con la voz entrecortada.
La escena fue dramática. Mientras Fausto era derivado de urgencia, su familia pedía cadenas de oración en redes sociales y grupos de vecinos. El domingo por la noche llegó el primer signo de alivio: abrió los ojos. Comió algo, estuvo despierto por unos minutos y volvió a descansar. “Eso me dio esperanza”, dijo Faustino. “El lunes me compuse un poco porque lo vi abrir los ojos. Estuvo despierto como 40 minutos, comió, y a la noche volvió a despertar. Va paso a paso”, agregó.
Sin embargo, el martes llegaron noticias que volvieron a preocupar a todos. Los estudios realizados mostraron que Fausto presenta coágulos de sangre en una zona clave del cerebro. “Atrás, donde divide el cerebro al medio, tiene sangre. Está inflamado. Los neurocirujanos dicen que hay que ver cómo evoluciona, si la sangre empieza a desaparecer sola. Eso es lo que más preocupa. Yo creo que va a salir bien, pero una cirugía en el cerebro es re difícil”, explicó su papá, visiblemente afectado.
El adolescente continúa en observación, bajo el monitoreo de especialistas. Por ahora, los médicos prefieren no intervenir quirúrgicamente, a la espera de cómo responde su cuerpo. Las próximas horas serán clave para determinar su evolución.
Mientras tanto, la comunidad de Timbúes y de toda la región se mantiene en vilo. Padres, amigos, docentes y vecinos multiplican los mensajes de apoyo y acompañamiento, y continúan difundiendo la cadena de oración. En las redes sociales, el pedido es uno solo: que Fausto se recupere.
Desde SL24 acompañamos a la familia y a toda la comunidad de Timbúes en este momento de profunda angustia. Cada oración cuenta. Cada minuto importa.