Fue, sin dudas, el tramo más jugoso del acto, tanto en términos periodísticos como políticos. Antonio Fiorenza, presidente comunal de Timbúes, y Carlos De Grandis, intendente de Puerto San Martín, llegaron juntos y se fueron juntos del evento por el primer embarque de trigo a China desde la planta de COFCO. El gesto no fue casual ni protocolar: ambos tenían una misión política concreta.
El objetivo fue hacerle llegar al gobernador Maximiliano Pullaro el enojo acumulado de los municipios portuarios ante lo que consideran una avanzada de la provincia sobre sus territorios. En el centro del conflicto está el plan logístico y de obras que impulsa el Ejecutivo santafesino para unificar el cobro de un peaje único a cada transportista que ingrese a los puertos de la región, un esquema que —según los intendentes— les quita recursos clave a los municipios.
Para Fiorenza y De Grandis, esos fondos son esenciales para mitigar el impacto brutal de vivir en zona portuaria, un dato que el propio Pullaro puso en números durante su discurso al recordar que por Santa Fe ingresan y egresan más de 2,2 millones de camiones por año.
La tensión venía en aumento, pero tuvo un punto de quiebre concreto: la reunión realizada en la Bolsa de Comercio de Rosario, donde se presentó el sistema de obras y financiamiento sin la presencia de los intendentes. Esa exclusión, revelada por SL24, fue —según reconocen en voz baja en la región— la gota que rebalsó el vaso.
Pullaro no fue ajeno a ese malestar. En su discurso hizo referencia explícita a esa reunión, consciente de la molestia que había generado, y dejó en claro que se trataba de una decisión política propia, no de sus ministros. El mensaje fue directo: el proyecto tiene conducción centralizada.
Terminados los discursos y las fotos protocolares, Fiorenza y De Grandis esperaron el momento. Fue allí cuando se acercaron al gobernador para transmitirle personalmente el enojo. En ese intercambio quedaron “atrapados” en la escena dirigentes de la Bolsa de Comercio de Rosario, señalados por los intendentes como la base de coordinación elegida por Pullaro para llevar adelante el proyecto.
El clima quedó claro desde el inicio. Cuando comenzó el diálogo, Pullaro interrumpió y, mirando a un joven que registraba la escena, lanzó una frase que marcó el tono: “¿Pará vos me estás grabando?”. No parecía que fuera a ser un intercambio amable.
De Grandis tomó la palabra y fue el más locuaz. En un tono frontal, le recordó al gobernador el peso de la historia reciente:
“Maxi, yo vi pasar a siete gobernadores que prometieron y no hicieron nada. El tercer carril de la autopista está muy lindo, pero nos acelera la llegada de camiones a los embudos de los caminos locales”.
El intendente de Puerto San Martín también reclamó que nunca fueron convocados a una reunión para discutir el proyecto. En ese momento, el ministro Gustavo Puccini intentó intervenir, pero no le dieron lugar. La discusión estaba planteada de intendente a gobernador.
Pullaro respondió con una frase conciliadora, pero firme: “Vamos por algo mejor, vamos a hacer la reunión”. La respuesta no conformó a De Grandis, que redobló la apuesta con una crítica directa a la capacidad de gestión provincial:
“Maxi, la historia nos demuestra que la provincia hace muy mal las obras y el mantenimiento. ¿Cómo van a garantizar ustedes que ahora lo van a hacer bien?”.
Antes de cerrar el intercambio, el intendente dejó una última definición, apuntando al corazón del esquema que impulsa la provincia:
“Hacen reuniones en la Bolsa de Comercio y los empresarios van a escuchar. Ellos saben bien que sin los municipios gestionando es un caos la logística”.
El episodio dejó una postal contundente: intendentes alineados, un gobernador decidido y una discusión abierta que excede largamente un acto productivo. La pelea por las tasas, las obras y la gobernanza del sistema portuario ya no se discute solo en mesas técnicas. Se expone en público, en territorio y con nombres propios.






