Reaparecido

Haciendo equilibrio y en plan conciliador, Rossi volvió a la escena política

Organizó un acto para respaldar al presidente en la grieta interna pero al mismo tiempo envió mensajes de unidad al kirchnerismo. Estuvo toda la semana en la agenda de los medios porteños, conviviendo con el rumor de su regreso al Gabinete.


Agustín Rossi abandonó esta semana el bajo perfil público, que mantenía desde que fue ampliamente derrotado por el perottismo en las Paso santafesinas de septiembre, y reapareció en la escena nacional con presencia fuerte en los medios. Con sutil equilibrio se plantó del lado albertista en la grieta interna del Frente de Todos, reclamó a viva voz sostener la unidad de la coalición de gobierno y, mientras tanto, volvió a posicionarse para una posible vuelta al Gabinete.

El puntapié del regreso a la agenda pública en la política grande lo dio hace casi una semana en el Patio de la Madera, donde con la excusa de compartir una jornada de reflexión sobre la realidad y el futuro del país agrupó a los leales del presidente Alberto Fernández, con la incondicional Vilma Ibarra a la cabeza.

Aunque no ahorraron dardos al kirchnerismo, la línea del discurso en ese encuentro se concentró en la necesidad de proteger la desgastada figura del presidente y en pedir que haya unidad hasta el final en la coalición gobernante. El espíritu conciliador que reinó en esa tribuna hay que buscarlo en una frase del propio Rossi: “Estamos orgullosos con el gobierno de Alberto Fernández y con el liderazgo de Cristina, de ser parte del Frente de Todos”.

El acto en Rosario lo impulsó a Rossi directamente a la agenda pública nacional, de la que había desaparecido cuando Alberto Fernández lo obligó a renunciar al Ministerio de Defensa por no acatar la orden de bajar su candidatura a senador por Santa Fe. Acuerdo mediante con el gobernador Omar Perotti, Cristina Fernández bendijo al binomio Lewandowski-Sacnun, por lo que la postulación de Rossi aparecía como un estorbo en los cálculos de la vicepresidenta. Por aquel entonces, Alberto era un poco más complaciente con los pedidos de Cristina.

A pesar de quedar fuera del gobierno y algo desairado, Rossi nunca interrumpió el diálogo con el presidente. Tampoco lo hizo con el kirchnerismo, que lo respeta por su histórica lealtad con Néstor y Cristina a pesar de algunos matices que se entienden propios del juego político. Ese talento de equilibrista es el que le dio margen para lanzarse esta semana a mostrar un respaldo contundente hacia Alberto sin que desde el otro lado le devolvieran con municiones. Y le sobró espalda para bancar también al ministro de Economía Martín Guzmán, el punching-ball predilecto del kirchnerismo más duro.

Meditada o no, la reaparición del santafesino llegó justo cuando el presidente Fernández se corrió de escena para ocuparse del nacimiento de su hijo Francisco. Como el veterano mediocampista que juega los últimos 15 minutos para manejar los tiempos del partido, Rossi se paró en la mitad de la cancha y pidió la pelota.

Toda la semana se hizo oír en alguna radio porteña y los portales de noticias no dejaron de replicar sus declaraciones, siempre conciliadoras con el bando kirchnerista pero a la vez con tono de advertencia: “Si hay ruptura en el Frente de Todos le servimos en bandeja las elecciones a Juntos por el Cambio”.

En paralelo, no dejó de sobrevolar el rumor de su regreso al Gabinete. De alguna manera el propio Rossi alimentó las versiones, porque si bien aseguró que no pidió volver tampoco dijo que rechazaría un ofrecimiento. “No es algo que dependa de mí. Además, para que yo entre algún compañero o compañera tendría que perder su lugar”, explicó.

En la última oración está la clave: desde el albertismo alientan la salida del cristinista Wado de Pedro del Ministerio del Interior para que lo reemplace Rossi. Aseguran que incluso es el deseo del presidente. Pero ese deseo choca con una amenazante posibilidad: tocar a De Pedro sería cortar los débiles hilos que aún sostienen la alianza del Frente de Todos. Por eso, Rossi seguirá en el banco de suplentes esperando que le toque su turno.

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