Industriales aceiteros piden al gobierno liberar de tributos de importación de soja

La reducción de la producción de soja como consecuencia de la sequía puso de nuevo en agenda un viejo reclamo del complejo oleaginoso, como es la inclusión de la soja importada en el régimen de admisión temporaria de mercadería


La reducción de la producción de soja como consecuencia de la sequía puso de nuevo en agenda un viejo reclamo del complejo oleaginoso, como es la inclusión de la soja importada en el régimen de admisión temporaria de mercadería.

Esto permitiría procesar a menor costo la mercadería proveniente de países vecinos. Este régimen funcionó a pleno entre 2004 y 2009, lo que permitió cubrir en buena medida la capacidad ociosa de las plantas de la industria aceitera, que se encuentran entre las más grandes del mundo.

Con una capacidad de molienda de granos oleaginosos que casi se duplicó desde 2003, el complejo aceitero local trabaja con un alto porcentaje de subutilización, que para la presente campaña, se estima en una capacidad ociosa del 40 por ciento (ver agenda Nº 203).

El reclamo fue central en el discurso del presidente de la Bolsa de Comercio, Cristián Amuchástegui, durante el último acto de remate del primer lote de soja arribado a la campaña local. También forma parte de una fuerte reivindicación de los empresarios agrupados en la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara), que crece como consecuencia de los efectos de la sequía.

En la última década, a partir de 2003, las fuertes inversiones empresariales hicieron pasar de una capacidad teórica diaria de molienda de 97.471 toneladas a las actuales 174.666 toneladas. Asimismo, se espera que para la segunda mitad del 2012, dicha capacidad se eleve a casi 200 mil toneladas diarias, producto de la ampliación de algunas plantas. La capacidad anual rondará las 56 millones de toneladas.

Esta expansión va adelante del crecimiento de la producción de granos, lo cual desde el principio incide en el sector laboral, con un alto nivel de capacidad ociosa. El aumento de la exportación de soja sin procesar y las contingencias climáticas profundizaron esta brecha.

La eliminación del régimen de admisión temporaria que permitía procesar internamente soja importada es, a juicio de los industriales del sector, otro factor concurrente a la utilización relativamente menor de la posibilidad de molienda. La utilización de soja importada comenzó a operar en 1997, cuando se admitieron 750 mil toneladas anuales. En 2008, trepó a los 2,8 millones de toneladas (9,1 por ciento de la molienda de soja total).

En 2009, el gobierno emitió la resolución 109/09 por el cual se excluyó a la soja del régimen de importación temporaria. Por eso, debe pagar impuestos a la importación del 10,5 por ciento del IVA, 5 por ciento del IVA adicional, 3 por ciento de adelanto del impuesto a las ganancias y el 32 por ciento de impuesto a la exportación. Con esos tributos, la admisión de soja importada para su procesamiento, prácticamente, desapareció.

«Este régimen permitió abastecer de insumos adicionales al polo oleaginoso local, en particular a partir de la importación de Paraguay de soja que descendía por el río Paraná, aunque también se registraron importaciones de Bolivia, Uruguay y del sur de Brasil», señalaron desde Ciara.

“Mientras tanto, la exportación de soja de Paraguay y algunos volúmenes menores provenientes de Bolivia y sur de Brasil, bajan por la hidrovía del río Paraná para ser procesada en China o la Unión Europea. Parte de esa soja es trasbordada de barcazas a buques, sin poder procesarse, en los puertos de las empresas aceiteras en la zona”, agregaron.

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