Entrevista

Javkin: “Quedó demostrado que la inseguridad era un problema político”

El intendente de Rosario mira con optimismo el futuro a corto plazo, asentado en los números en baja de la criminalidad que le dan aire para pensar en la ciudad que siempre soñó construir.

Pablo Javkin respira otro aire, lejos del agobio que sufrió en su primer mandato por la pandemia de coronavirus desatada pocos meses después de que puso un pie en el Palacio de los Leones; y más aliviado desde que los números de la criminalidad en Rosario bajaron drásticamente en los últimos meses. Reconoce que hoy, sin las calles bañadas de sangre en niveles insólitos, puede tomarse el tiempo de pensar en la ciudad que diseñó cuando tomó la decisión de lanzarse a competir por la intendencia.

“A mi primer mandato siempre lo divido en dos. Hubo dos años en que vivimos un hecho extraordinario, que ni nombramos ya, pero que de todos modos mostró una fortaleza en la ciudad muy importante. Y yo eso lo capitalizo porque creo que Rosario mostró músculo en una situación muy difícil. Y si nos hubieran dado más nivel de autonomía, mejor aún”, dijo en diálogo con Marcelo Fernández.

“Creo que lo que estamos viendo hoy también fue porque en ese momento nos animamos a decirlo con la contundencia que había que decirlo. Que era un país en el que el Estado se había retirado, no ya de los deberes vinculados con el desarrollo, sino de lo básico, que es cuidar la vida de la gente”, agregó a la hora de analizar la situación de la seguridad.

Y para no dejar dudas, puntualizó: “El Estado se había retirado particularmente de las cárceles y de la calle. Obviamente ese fenómeno, que no es propio de Rosario porque es del conjunto de la Argentina, en Rosario tenía una particularidad”.

Trabajo y planificación. Esos son los pilares que, según Javkin, rinden frutos a la hora de trazar acciones políticas desde el Estado: “El 80 por ciento del secreto es el trabajo. Y también está la planificación del trabajo, el método. Yo sé que no es lo que emociona de la política porque, obviamente, cuando se da una elección las variables por las que la gente elige son otras. Pero esto es método”. Y citó un ejemplo: “Para 2020 uno de los grandes problemas de Rosario era el éxodo de su industria, algo consolidado en 15 años. Habíamos perdido una ocupación enorme de suelo industrial. Y eso te destruye el tejido productivo. Dijimos, ‘hay que cambiar la ordenanza de uso de suelo’. ¿Qué hicimos? Facilitamos lo urbanístico y generamos un beneficio impositivo para nuevas industrias, algo básico que se hace en todos lados. ¿Cuál es el impacto hoy? Hay 111 establecimientos industriales nuevos y 94 en desarrollo”.

“Y eso es trabajo y trabajo. Cuando vos no planificás, no tenés un equipo con ideas firmes y no tenés un objetivo, te perdés. La circunstancia te pone la velocidad, pero no el rumbo. El rumbo lo ponés vos. Creo que es lo que pasó, para ser bien directo, no había rumbo”, agregó con un desliz de crítica hacia la gestión de Omar Perotti en la Casa Gris.

“No es un tema personal porque no tengo mala relación personal con ninguno de los funcionarios anteriores, pero Rosario cambió diez veces de jefe de Policía. O sea, a mí me tocó vivir en cuatro años once jefes. Una locura. Ahora hicimos el acto por el Día del Policía y el jefe actual es el mismo que estaba el año pasado, que no cambió cuando asumió el nuevo gobernador. Sigue siendo Daniel Acosta”, contó el intendente, quien de paso aportó otro dato: “Cinco de los jefes echados estaban de jefes en el mismo acto, cumpliendo otra función. No eran ellos el problema, la política era el problema. La misma Policía, con un nivel de organización mayor, con financiamiento, con objetivos, con leyes que de algún modo permitan garantizar actuaciones más firmes, produce resultados muy distintos de los que tenía antes”.

“Tuvimos cuatro ministros de Seguridad: uno de ellos fue (Rubén) Rimoldi, yo no sé si la gente se acuerda. Una buena persona. La primera vez que lo recibí me dijo que quería ofrecerme custodia personal, y le contesté que no usaba custodia. ‘Bueno, pero la va a necesitar’, me respondió. Con esto quiero decir que uno espera que el ministro tenga un plan, combatir el delito organizado requiere resolver un problema estructural que tiene que ver con las leyes, con las medidas que se toman en los penales”, expresó.

Javkin reivindicó el diagnóstico que repetía sin parar en los días de su primera gestión: “Decíamos que el problema estaba en las cárceles y era verdad. Era una cuestión de tara ideológica, recuerdo haberlo discutido con la exministra (de Seguridad Sabina) Frederic. Acá no es que no se hizo nada, fue peor: ¡se desarmó la inteligencia criminal penitenciaria! Se hizo algo que iba en contra de lo que había que hacer. Y entonces claro, cuando el Estado dejó de estar presente en el control de las cárceles, lo pagó la calle”.

Luego, reconoció que en marzo pasado su gestión vivió “probablemente el peor momento de todos” con la seguidilla de asesinatos a ciudadanos comunes. “Tuvimos la ciudad paralizada una semana por alguien que planificó la amenaza de cualquier trabajador esencial de la ciudad. ¿Cuál fue la diferencia esta vez? No aflojamos. Y, además, nos acompañó la sociedad”, señaló.

“Pero mientras uno lo va viviendo es traumático; ver a un chofer de colectivo asesinado, es realmente traumático. Pero fue el punto de quiebre. ¿Quiere decir que no vamos a tener más situaciones? Seguramente sí, porque una ciudad con un millón de habitantes tiene situaciones conflictivas”, abundó.

Pensar la ciudad

Javkin ve con optimismo el futuro a corto plazo sobre la posibilidad de que Rosario recupere algo del ímpetu con el que escribió su historia. “El año que viene vamos a tener un hecho muy llamativo: se cumplirán 300 años de la instalación de la Capilla de Rosario en el famoso Pago de los Arroyos. Para ese tricentenario, ¿por qué no ponemos en marcha toda la fuerza que tiene la ciudad, pública y privada?”, desafió.

“Cuando uno va ordenando y genera la base, y después me toca un gobernador con el que me entiendo, un gobierno nacional que también entiende que lo más importante es la seguridad, todo va más rápido. Y ahora vamos a tener un shock de obras en la ciudad que no lo hubiéramos podido imaginar”, se entusiasmó.

Javkin enumeró entonces las tareas de “infraestructura básica” que está llevando adelante para saldar deudas históricas: “Falta infraestructura básica en muchas partes de la ciudad, como las cloacas que estamos haciendo en Fisherton, en la zona noroeste, para 2.500 familias. Vamos a estar al 5 por ciento del 100 por ciento de cloacas. Y ahora empecé a achicar la deuda del pavimento a nivel definitivo, que es la eliminación de zanja, y eso lo estamos haciendo hoy en cinco barrios”.

“Otro punto importante son los espacios públicos –advirtió–, así que vamos a hacer una obra enorme en el Parque Sur, que debe ser uno de los parques más lindos. Quiero que la gente del sur de la ciudad tenga condiciones para ir a disfrutar de un espacio público en paz. También las plazas: nos cargaban cuando empezamos con las plazas. Pero eran lugares de problemas, de violencia, donde el que vivía cerca de la plaza vivía peor. Ahora volvimos a generar lo lógico, que si yo tengo algo cerca de una plaza, se me valoriza la propiedad. Ahora estamos haciendo mucho en la zona norte”.

“El tercer eje es el desarrollo productivo, la biotecnología. La obra grande que se viene va a ser la tecnoteca. No será una obra muy llamativa, porque se realizará en uno de los galpones del puerto. Pero convertiremos un galpón entero en un espacio en el que dos mil y pico de chicos puedan asentarse en la economía del conocimiento”, anunció.

Para el intendente, es importante que aparezca la mano del sector privado en la reconstrucción de la ciudad. “Al Teatro Astengo lo hicieron los Astengo; al Teatro Círculo lo hizo la Sociedad Rosarina. Hoy los tenemos que acompañar desde el Estado. Nosotros tenemos que hacer y tenemos que contagiar. Y ese va a ser el objetivo: hacer y contagiar”, sostuvo. Y agregó: “El sector de la salud tiene un enorme empuje por el esfuerzo de tres, cuatro líderes privados que empujaron cada uno desde su lugar. El sector industrial y las empresas tienen nombre y apellido de los fundadores. Ahora hay que tratar de convencer de que este es el camino. Le tengo una fe ciega a la ciudad en eso”.

Y sobre el final, con entusiasmo, dejó una frase que resume su estado de ánimo por estos días: “Yo tengo muy claro que es mi segundo mandato y en algunas cosas es una revancha de cosas que no se pudieron hacer antes”.

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