Joaquín Sabina le brindó al público porteño el primero de sus 10 shows de la gira despedida “Hola y adiós”, ante un Movistar Arena repleto. Fueron dos horas de canciones que “Saben a vinagre en las heridas”, en la que el cantautor español se empezó a despedir de la tierra en el que es absolutamente profeta: “Mis amigos saben que si un día me pierdo me deben buscar en Buenos Aires”, declaró.
Apenas pasadas las 20, Iván Noble fue el encargado del “saque inicial”, con un puñado de sus clásicas canciones vestidas apenas de un piano, una guitarra y su cálida voz, que fueron transformando, con premeditación y alevosía, al Movistar en un enorme bar de carretera. “Es para mí un honor mayúsculo abrir la fiesta del maestro de la canción”, aseguró entre una luz tenue. Su trabajo de crear una atmosfera nostálgica y cercana le caería como anillo al dedo.
Noble interpretó Perdido por perdido, Un minuto antes de dejar de quererte, Dame un motivo, Jueves cobarde (escrita junto a Sabina), Bienvenito, Olivia, Sapo de otro pozo y Avanti Morocha.
