La agroindustria apuesta duplicar su capacidad de molienda durante la próxima década

Las empresas dedicadas al desarrollo de semillas y biotecnología también estiman doblar el volumen de actual cosecha: aguardan 180 millones de toneladas para el año 2025


Así lo afirmó ayer Juan Farinati, presidente de Monsanto Argentina, destacando que dicha cifra se logrará más por el aumento en la productividad por hectárea, que por el crecimiento de superficie.

“En Monsanto estamos muy entusiasmado con las perspectivas a futuro para el sector agropecuario; desde hace tiempo estamos trabajando en consolidar nuestra Visión 2025 para la agricultura en Argentina, y la conclusión más importante es que el sector agrícola argentino tiene el potencial real de llegar a producir 180 millones de toneladas de granos en la próxima década”.

“Esto requiere mejorar la rotación de cereales y oleaginosas, invertir en infraestructura, promover la adopción de buenas prácticas agrícolas y la incorporación de tecnologías de punta y de planteos productivos sustentables”, dijo Farinati, quien destacó la eliminación de las retenciones a las exportaciones al maíz, el sorgo, el girasol, y a la carne, junto con un mega plan de infraestructura, por ser medidas que promueven la siembra de rotaciones más sustentables con maíz, y dan una mayor competitividad al sector.

Las palabras de presidente de una de las compañías más importante, no solo del país sino del mundo, en el desarrollo de biotecnología agraria, tiene plena coincidencia con el pensamiento del sector agroindustrial, ese mismo que dispone su potencial máximo en nuestra región.

Así como desde Monsanto estiman duplicar los volúmenes de cosecha, las agroexportadoras también planifican lo mismo con su capacidad de molienda. El cambio de timón político que se dio en el país con el arribo de Macri ya demostró una primera señal para confirmar la apuesta de este sector industrial: con el levantamiento del cepo al dólar y la quita de las retenciones (a excepción de la soja, que se redujo para el venidero en 5 por ciento), las cerelaeras se comprometieron a adelantar 10.000 millones de dólares en concepto de liquidaciones futuras.

Este dato no es menor si se considera que apuntalando esta política económica les permitirá desarrollar un nuevo plan de inversiones, paralizado desde hace por lo menos 5 años, o más.

Para Puerto San Martín, Timbúes y San Lorenzo, polo agroindustrial neurálgico del país y del mundo, estas noticias motivan un futuro mejor. Indefectiblemente, la región se verá beneficiada con creación de más puestos de empleo, con más desarrollo comercial, con la reactivación de las Pymes y hasta con un incremento de la recaudación tributaria de los municipios, entre otras ventajas.

Hoy, si bien la mayoría de las aceiteras tienen un nivel de producción sostenido, desde hace años la industria no creció, y por ende, el número de trabajadores contenidos, tampoco. Vale indicar que las integradas dedicadas a la generación de biodiesel atraviesan una situación especial, con bajas históricas, aunque con decisión de no producir cesantías y “aguardar” a que este panorama varíe. Alguna vez, un alto dirigente de una de estas compañías confió a SL24: “seguramente habrá tormentas, pero el biocombustible llegó para quedarse y transformar el futuro de la humanidad”.

El mismo panorama puede trasladarse a otros integrantes de la cadena productiva del Cordón Industrial, como el caso de las empresas prestadoras de servicios, muchas de ellas Pymes también situadas en la región.

Definitivamente, las expectativas en la zona para que el campo y la agroindustria reactiven su potencial, son muchas. Las principales compañías cerealeras coincidieron en re apostar por esta unidad productiva manteniendo sus centros industriales en el lugar en que están.

Por eso, la región, a través de sus representantes, deberá estar a la altura de las circunstancias que demanden la década que se avecina, anticipándose en la capacitación del futuro personal para las industrias, elaborando ordenanzas que motive un marco de seguridad jurídica, y componiendo una mesa dirigencial que impulse la construcción de accesos viales que garantice una logística acorde a los volúmenes de transporte pronosticados.

Si el empresariado satisface sus expectativas y cumple con su promesa, será hora para que esta región asuma un compromiso histórico para potenciar aún más el perfil industrial de una sociedad que nació y se desarrollo de la mano del trabajo.

Alejandro Romero

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