La crisis lechera se agudiza con la falta de políticas para el sector por parte del gobierno nacional, sumada a la brusca caída del consumo interno, el principal cliente que tiene el rubro, absorbiendo el 70 por ciento de la producción argentina. Los datos son muy preocupantes por la cantidad de tambos que solamente han cerrado en el último año con más de 460 establecimientos.
Con datos oficiales por parte del SENASA, en 2023 había 10.197 en actividad y en la actualidad se registran 9.735. En 1988 estaban registrados unos 30.000 y tras la crisis de 2001, bajaron a la mitad. Desde aquel momento hasta ahora, pasaron dos décadas, el número fue decreciendo, hubo apenas un leve incremento en 2012 cuando estaban en funcionamiento 12.003 tambos.
En la provincia de Santa Fe se concentra la mayor cantidad con más de 3.300, seguido por Córdoba (2.800), Buenos Aires (1.960) y Entre Ríos (560). Las cuatro provincias agrupan el 90 por cientos de las unidades productivas existentes en el país.
Además hay menos vacas lecheras porque los productores ante la compleja situación económica y para continuar en la actividad, decidieron vender sus animales a un precio aceptable en el mercado. Pero por el complicado contexto, el número superó el descarte normal de las mismas, afectando la producción de leche con una marcada caída en los primeros tres meses del presente año.