Herme Juárez, presidente de la Cooperativa de Trabajos Portuarios y mentor de la idea argumentó las razones para la inversión de este mega proyecto.
“Los santafecinos pertenecemos al mayor polo exportador aceitero del planeta, por nuestros puertos circula el 70% de la producción cerealera del país, y para ser competitivos, era necesario brindar garantías de seguridad y bajar los índices de accidentologìa, posicionándonos también en esta materia entre los mejores del mundo”, expresó.
El ingeniero Eduardo Coronel, a cargo de la planificación y dirección general de la obra, explico que se trata de una edificación moderna de cara al río, con una fachada espejada similar a la de los aeropuertos internacionales.
“Estamos edificando sin pre factibilidades, algo recurrente en obras civiles de importancia, donde se trazan lineamientos y agregados que luego se aprueban con las regularizaciones finales. En este caso, el proceso fue inverso, cada uno de los entes implicados aprobó en su total contexto bajo las normativas vigentes, y luego empezamos a construir”, alegó.
Desde sus inicios, y por pedido expreso de Juárez, las habilitaciones fueron totales, bajo las normativas expresas del ANAC, como así también expedientes definitivos ante el CPIC (Colegio de Profesionales de la Ingeniería Civil), y gestiones con estudios de impacto ambiental.
La mega obra marcha en los tiempos estipulados y en ella prestan servicios entre 25 a 30 personas de diferentes empresas contratistas.
En pocos meses el CCREP será presentado en sociedad con un simulacro que pondrá en acción todas las áreas, convirtiéndose en el primero en toda América Latina.
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