El Gobierno estima que son más de 40 mil y se produce ante las disposiciones que estarán vigentes al menos hasta el 9 de julio. El ingreso de personas será acotado y se calculan 600 por día, lo que provoca un cuello de botella.
En este contexto, desde gobernación la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, defendió la medida.
La funcionaria planteó que, al momento de viajar, cada una de las personas firmó una declaración jurada en la cual se hacía responsable de que estaba saliendo en medio de una pandemia y “asumían las consecuencias” de un eventual cambio en las condiciones de reingreso al país.
En tal sentido, para la funcionaria el cupo diario es una “necesidad sanitaria” que tiene como prioridad evitar la llegada de la variante Delta y un eventual rebrote de contagios de coronavirus, que obligue a restringir con más severidad las actividades en el país.
“Lo que hemos hecho en una pandemia no es decidir entre lo bueno y lo malo. Porque la verdad es que no es lindo tomar este tipo de decisiones. Estamos eligiendo decidir entre lo feo y lo muy feo”, afirmó.
Las personas que viajaron eran conscientes de que salían en una pandemia. Firmaron una declaración jurada haciéndose responsables económica y sanitariamente. Y también firmaron una declaración jurada en la que aceptaban las condiciones de reingreso que impone la República Argentina”, argumentó Carignano.
Por último, afirmó que entre las primeras decisiones se acordó redoblar los controles sobre las cuarentenas de la mano de pedido a más apoyo de fuerzas federales y provinciales, vamos a “forzar el alojamiento en hoteles “y, en el caso bonaerense, “aplicar además una multa millonaria para quienes incumplan con el período de aislamiento de una semana”.