Obras e inversiones

La enorme deuda que aún mantiene la Nación con Puerto San Martín

Es una de las localidades que compone el complejo sojero más grande del mundo. El país depende de sus divisas y no posee infraestructura vial para llegar a sus puertos

El complejo sojero más grande del planeta está acá, en esta región. Tres localidades contienen al grueso de la industria que procesa y exporta  la oleaginosa: San Lorenzo, Timbúes y Puerto General San Martín.

Sabido es que la agroindustria es el motor principal de la economía del país ya que sus divisas son esenciales para sostener los gastos que demanda un Estado cada vez más grande e históricamente endeudado; ergo, sin el ingreso de los dólares por esta actividad, la Argentina dejaría de existir. Como esa inolvidable producción audiovisual que supo encabezar Tato Bores personificando a un antropólogo que intentaba desentrañar que había sucedido con una nación que había desaparecido de la faz de la Tierra.

El polo industrial y portuario sojero, además de generar valor agregado, y por ende puestos de empleo para miles de trabajadores (a lo que se agrega un importante cadena comercial), permite que Argentina aún la pelee.

Aunque uno siempre esté a tiempo de reivindicarse, de redimirse ante posibles errores (una actitud que cualquier ser humano podría practicar), en este caso los gobiernos parecen remisos a hacerlo. Para el caso, la actual gestión que encabeza el presidente Alberto Fernández podría concretarlo…si él quiere.

Puerto General San Martín lo espera, y desde hace tiempo.

La ciudad no dispone de una infraestructura vial acorde a las necesidades que semejante industria demanda en materia logística.

Las cosechas tienden cada año a superar a la anterior y el volumen exportado crece a la par. Sin embargo, no existe una política de acompañamiento para sostener a esta “gallina de los huevos de oro” que acompañará cualquier gestión gubernamental. La actual o la que viene. Lo hizo con el kircherismo y el macrismo. Y lo hará así gobiernen los extraterrestres.

La traza de nuevos accesos viales y ferroviarios con destino a sus plantas industriales son los mismos que dispone desde hace veinte o treinta años, cuando por entonces se iniciaba este proceso, consolidado con el correr del tiempo.

La ruta 11, que hoy atraviesa en dos a la ciudad, sigue siendo el único paso de tránsito hacia los caminos de acceso para el tránsito pesado. Y una vía que parte por la mitad, en pleno centro, la única alternativa ferroviaria.

¿Cuántos camiones circulan por esta localidad? De acuerdo a los datos oficiales, durante 2020 los hicieron caso 500.000 unidades motrices. ¿Y cuántos vagones circularon por sus vías? Varios cientos de miles también.

¿Cuánto dinero demandaría realizar un proyecto y su correspondiente ejecución para una nueva traza, proyectando una mejor logística de traslado de la materia prima rumbo a fábricas y puertos para beneficio no sólo de los induistriales, los transportistas y el mismísimo Estado recaudador, sino también para los habitantes de Puerto San Martín?

Con una estimación de 20.000 millones de dólares en la recaudación de exportaciones agroindustriales para este 2021, parece imposible no pensar que el gobierno podría destinar algunos pesos para una obra así.

Consta que desde el municipio se hicieron y hacen diversas gestiones para que se cristalice un emprendimiento de tales características, pero hasta ahora sólo se recibieron algunas promesas vanas. ¿Por qué el gobernador no se suma a la cruzada? ¿Por qué los diputados y senadores nacionales no conforman un lobby para apuntar en algún presupuesto que cada año votan, la inclusión de estas obras?

Hoy los transportistas aportan su parte para mantener los caminos de accesos transitables, y lo mismo realiza la Municipalidad. E incluso también los empresarios hacen lo suyo. El que brilla por su ausencia, una vez más, es la Nación. Y también la Provincia.

Una vez más, el sostén de la economía nacional queda librado a la improvisación: camiones que se agolpan en rutas trazadas para un tránsito de 50 años atrás y trenes que forman largos convoyes en vías que no contienen a la actual demanda productiva.

Es hora de propuestas. Y de respuestas.