La política en Argentina concentra toda su agenda de debates en la Capital Federal, es por eso que las fuerzas emergentes sin capilaridad territorial, exceptuando al Radicalismo y el Peronismo, incorporan en sus listas o en sus armados a personajes sin trayectoria y sin probada capacidad para el puesto.
La falta de territorialidad, sumada a la soberbia de algunos dirigentes, explica con bastante certeza las debilidades que mostró la alianza de Juntos por el Cambio (hoy Cambiemos) cuando estuvo a cargo del Ejecutivo entre 2015 y 2019. Algo similar le está sucediendo a Alberto Fernández. Si cualquier dirigente empresarial, social y/o político intenta identificar quien en Rosario tiene llegada y capacidad de gestión en el gobierno central sólo encontrará respuestas esquivas y ninguna certezas.
Una isla en el territorio nacional es la provincia de Córdoba, donde la territorialidad tiene hasta la tonada, nadie sin recorrido podría o podrá ocupar espacios de poder independientemente de la tracción de votos que la figura nacional tenga. Lo contrario pasa en Rosario y en Santa Fe, donde la mayoría, por no decir todos los candidatos que emergen o emergieron, no tienen recorrido en el mundo productivo. A esto hay que sumarle a que el poder de lobby de las cámaras y las Bolsas no ayuda a la instalación de temas centrales necesarios para la provincia y solo se hace eco de la agenda nacional.
Esta desconexión brutal que la territorialidad tiene con el poder central se explica con brutalidad en el caso Milei – Mayoraz, este último es un diputado provincial, quien logró ingresar a la Cámara colgado de la lista de Amalia Granata y rompió el bloque a los pocos meses. Jugada de manual de la casta.
Mayoraz en la actualidad se presenta y ensaya un discurso similar al que el Libertario tiene en sus redes sociales y en los canales de noticias, donde frecuenta con habitualidad, pero aquí está el punto y la trampa mortal: Mayoraz no puede sostener con hechos lo que vocifera públicamente. Hoy, este diputado es el engranaje central para la llegada de un empresario relacionado con el sindicalista “Caballo” Suárez a los puertos de Timbúes y Puerto San Martín. Suárez, recordemos, que fue detenido por impedir la navegación en la hidrovía, lavar dinero y extorsionar empresarios.
El armado territorial para la elección de año próximo le traerá más de un dolor de cabeza a Javier Milei. Esto que le sucede en Santa Fe con Nicolás Mayoraz, le va a pasar en otros lugares, por que sin estructura territorial no hay filtros posibles para elegir quiénes bajan las marcas partidarias a los territorios.