Entrevista

La hidrovía bajo presión narco: Uruguay se volvió un punto crítico y crece la preocupación en la región

La hidrovía bajo presión narco: Uruguay se volvió un punto crítico y crece la preocupación en la región

Jorge Metz, Nicolás Carugatti y Ricardo Petrissans Aguilar
La expansión del narcotráfico hacia los puertos uruguayos, el uso de nuevas modalidades de contaminación de cargas y la falta de controles marítimos configuran un mapa cada vez más complejo en la hidrovía. En diálogo con Up River, el diplomático uruguayo Ricardo Petrissans Aguilar explicó cómo el país vecino se transformó en un punto de acopio y tránsito que impacta directamente en la seguridad regional y en la operatoria del corredor agroexportador argentino.

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La expansión del narcotráfico hacia los puertos uruguayos, el uso de nuevas modalidades de contaminación de cargas y la falta de controles marítimos configuran un mapa cada vez más complejo en la hidrovía. En diálogo con Up River, el diplomático uruguayo Ricardo Petrissans Aguilar explicó cómo el país vecino se transformó en un punto de acopio y tránsito que impacta directamente en la seguridad regional y en la operatoria del corredor agroexportador argentino.

En el episodio 60 de Up River, conducido por Nicolás Carugatti y Jorge Metz, el diplomático uruguayo Ricardo Petrissans Aguilar trazó un diagnóstico inquietante sobre el avance del narcotráfico en los puertos uruguayos y su vínculo directo con la hidrovía y el sistema portuario del Río de la Plata. La charla se conectó con uno de los temas que más preocupa al Cordón Industrial: los cargamentos de cocaína que salen desde la región rumbo a Europa. En el programa se recordó el caso del buque que recaló en el puerto de Vicentin, en San Lorenzo, contaminado con droga y la sospecha de que la cocaína habría sido colocada en puertos del vecino país.

Petrissans explicó que Uruguay pasó de tener una reputación sólida en materia de control portuario a transformarse en un punto estratégico del narcotráfico. Su afirmación se apoya en el cambio de escala: ya no se trata de cargas de 200 o 300 kilos ocultas en contenedores, sino de hallazgos de más de dos toneladas que estaban listas para salir del país. Uno de los casos mencionados fue el reciente descubrimiento de unos 2.500 kilos de cocaína enterrados en la zona metropolitana de Montevideo. Según describió, el método consiste en “dejar enfriar” la droga para reinsertarla luego en la cadena logística mediante lanchas rápidas y operaciones sobre embarcaciones que esperan turno en el canal del Río de la Plata.

El diplomático ubicó a Uruguay como “centro de acopio” y alertó sobre un problema que crece tanto en tránsito como en consumo y presencia territorial. En esa línea, señaló la influencia de organizaciones como el Comando Vermelho y el Primer Comando de la Capital, cuyas células —según su análisis— ya operan dentro del sistema penitenciario uruguayo. Petrissans dijo sentirse responsable de la afirmación de que “el narco no existe sin complicidad financiera, policial, aduanera y política”.

Uno de los nombres que sobrevoló toda la conversación fue el del uruguayo Sebastián Marcet, a quien describió como uno de los capos narcos más poderosos de la región. Para Petrissans, la figura de Marcet combina delito, exhibicionismo y un uso político del escándalo por el pasaporte otorgado por el Estado uruguayo. Pero insistió en que el fenómeno es más amplio y se sostiene sobre una estructura criminal que hoy opera con un nivel de coordinación internacional que supera los controles actuales.

Consultado sobre el rol de Estados Unidos, Petrissans dijo que la DEA ya no actúa en Uruguay, aunque el FBI y la antena de la CIA continúan presentes en la embajada. Destacó al nuevo embajador norteamericano, nacido en Montevideo, a quien describió como un diplomático activo y con buen entendimiento del país. Aseguró que si Estados Unidos quisiera ayudar de manera directa debería apuntar a la defensa de las aguas territoriales, porque Uruguay no cuenta con patrulleras oceánicas ni capacidad de control suficiente sobre el frente marítimo.

El análisis también incluyó un repaso sobre cómo los cambios en los sistemas de control en Argentina y la implementación de medidas más estrictas en tramos de la hidrovía empujaron a las organizaciones criminales a aprovechar debilidades institucionales en Uruguay. Para Petrissans, el corazón del problema es la falta de control coordinado en el agua. La rivera uruguaya del Río de la Plata, dijo, se convirtió en una ventana abierta para la logística narco, con embarcaciones que cargan droga mientras esperan turno, operaciones sobre buques en navegación y un frente marítimo que hoy está desguarnecido.

La advertencia tiene implicancias directas para el Cordón Agroexportador. Cada contenedor contaminado que aparece en Europa con origen en esta región afecta la reputación de la hidrovía y condiciona a todos los puertos del sistema. Petrissans insistió en que lo que ocurre en Uruguay impacta en San Lorenzo, Puerto General San Martín y Timbúes, porque la cadena de salida de cocaína hacia Europa no reconoce fronteras administrativas y se apoya en cada eslabón vulnerable de la logística fluvial y marítima.

La conclusión del diplomático fue clara: los problemas del Río de la Plata y de la hidrovía no son de un país, sino de todos. Sin coordinación real, sin cooperación en controles y sin una estrategia conjunta para defender el frente marítimo, el crimen organizado seguirá encontrando huecos para mover toneladas de droga desde el corazón agroexportador del Cono Sur hacia Europa.

La entrevista completa puede verse en el episodio 60 de Up River, el programa dedicado al análisis del comercio exterior, la hidrovía y la política portuaria, conducido por Nicolás Carugatti y Jorge Metz.