Como ocurre todos los días, una familia contrató un flete de Andino para realizar una mudanza a un domicilio de la zona. Hasta allí, todo transcurría con normalidad, pero sin embargo se trataba del principio de la pesadilla para Pablo, el dueño del flete.
Sin saberlo, se trataba de un intento de usurpación por parte de quienes habían solicitado los servicios de Pablo, un trabajador de 38 años que tiene tres hijos y es muy conocido en toda la región como el “Paya”.
Por consiguiente, se presentó en el lugar acordado con quien lo había contratado por WhatsApp y comenzaron a cargar las cosas: “Indiqué cómo deberían subir las cosas y estaba listo el primero de los dos viajes a realizar. Con el calor agobiante que hacía iniciamos el recorrido guiado hasta que llegamos a destino y me indicaron que debía estacionar frente a un portón que estaba abierto”, relató el propio Pablo.
Una vez allí, el Paya contó que comenzaron a descargar las cosas, pero que pocos segundos después empezaron las complicaciones. “Llegó una patrulla alertada por los vecinos porque denunciaron que estaba sucediendo un intento de usurpación a una propiedad privada”.
“Eran tres patrulleros que agrandaban todo lo que estaba pasando y parecía una escena de película. Al ver que cada vez era más compleja la situación, solicité el pago de mis servicios para poder retirarme ya que había sido engañado con el destino. Después expliqué la situación ante la policía, también lo hicieron los contratantes”.
Finalmente, reveló que al momento de retirarse del lugar la policía le indicó que se dirigiera con el flete cargado a la Comisaría, donde el vehículo continúa detenido hasta el día de hoy y Pablo no puede trabajar. “Por actuar de buena fe y por los tiempos indefinidos de la burocracia no puedo seguir trabajando. Es un relato que me parte al medio porque sólo fui a laburar y vuelvo sin mi herramienta de laburo”, concluyó Pablo.