Ahorrar, ya de por sí, puede llegar a ser un gran desafío. En países como Argentina, con altos índices de inflación y sueldos que no pueden seguir la carrera de los precios, cuesta un poquito más. Sin embargo, nada es imposible, y juntar algunos pesos no es descabellado si seguís un plan de ahorro.
Ahora, siempre es más fácil decirlo que hacerlo, así que si estás buscando formas de ahorrar pero no terminás de encontrar la forma o siempre usás tu fondo de emergencia, acá te damos algunos consejos sobre cómo ahorrar dinero para cumplir tus objetivos. ¡Seguí leyendo!
A las palabras se las lleva el viento
La clave detrás de todo plan de ahorro está en registrar los gastos. Es imposible que puedas entender a dónde va la plata mes a mes —y por qué no estás pudiendo guardar el excedente mensual— si no lo anotás en algún lado. Porque por más que pienses que te vas a acordar de todo, esto nunca pasa.
Así que el primer paso es registrar tus gastos de forma continua hasta convertirlo en un hábito. Podés hacerlo en una hoja de cálculo, a mano o en alguna aplicación que te permita llevar la cuenta de cada monto de dinero que sale de tus cuentas.
También anotá tus ingresos para que puedas hacer el balance a fin de mes y ver cuánto de lo que ganás estás gastando. Hay un método de ahorro muy popular que tiene sus orígenes en Japón, y se trata exactamente de este hábito: el Kakebo, traducido literalmente como “agenda de ahorro”, consiste en un cuaderno en el que vas anotando ingresos y egresos de dinero, clasificando los gastos y viendo cómo podés mejorar tus consumos para lograr ahorrar un poquito más cada vez.
¡Cuidado con los gastos hormiga!
Chiquitos e inofensivos a primera vista, cuando empiezan a acumularse pueden causar daños muy grandes. Por algo se llaman como se llaman.
Los gastos hormiga son aquellos que realizamos sin darnos cuenta, pero sin tampoco pensar si realmente son necesarios, urgentes o reemplazables. Por ejemplo, el café diario en el bar de la esquina quizás no es indispensable, o en lugar de tomarte el colectivo por 15 cuadras, podrías caminar un poco más.
De nuevo: son gastos pequeños que en el momento no nos afectan, pero vas a ver que cuando empezás a registrarlos todos, la suma puede asustar un poco. Otro punto a favor de anotar los gastos: sos más consciente de lo que gastás y podés pensar alternativas para esos consumos.
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Sin presupuesto no hay ahorro…
El presupuesto es el pilar de toda estrategia financiera: es el plan que te estructura cuánta plata podés gastar mes a mes. También vas a necesitar registrar tus ingresos y gastos para armarlo, y después queda la constancia y el esfuerzo por seguirlo lo más estrictamente posible.
… y sin objetivos, tampoco
Y, obviamente, vas a tener que establecerte objetivos. ¿Para qué ahorramos, si no? Tener una meta es lo que también nos va a permitir establecer mejor nuestro presupuesto y, sobre todo, un porcentaje de ahorro. Es decir, que parte del total de nuestros ingresos queremos dedicar exclusivamente para ahorrar.
El número base se estima en un 5%, pero lo ideal es poder ir subiéndolo de a poco para llegar a un 20%, que es lo más recomendado en cuanto a salud financiera. Así, podés ahorrar para alcanzar tus objetivos, pero también tenés un pequeño resto en concepto de fondo de emergencia.
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Ahorrar no es invertir
Esto es importante: ahorrar no es invertir. Comprar dólar es una estrategia de ahorro en moneda extranjera, pero no estás invirtiendo. Lo mismo con dejar la plata en una cuenta especial o guardar los billetes debajo del colchón. No estás ganando plata que, en definitiva, es el objetivo de la inversión; sino guardándola.
Por esto, una buena forma de hacer que tus ahorros no se devalúen y puedas sacarles mayor provecho es invirtiendo: plazos fijos, fondos comunes de inversión, criptoactivos, mercado inmobiliario, acciones, bonos, etc. Hay muchas formas de hacerlo según el tipo de perfil que seas —es decir, cuánto riesgo estás dispuesto a correr por ganar un poco más de plata. Incluso hay algunas cuentas que generan rendimiento solo por tener los pesos depositados en ellas.
Lo cierto es que ahorrar no es imposible, solo se necesita organización, constancia y objetivos claros para no desanimarse en el camino. Después viene el camino de la inversión, pero de eso podemos hablar en mayor profundidad más adelante.