María Becerra, la indomable “Nena de Argentina”, se alzó como símbolo de poder y resiliencia en el corazón de la Gran Manzana. La cantante, en plena gira internacional y apenas recuperada de un sombrío episodio de salud, fue la protagonista de un momento trascendental: encendió las luces rojas del Empire State Building, uno de los edificios más emblemáticos del mundo. “¡Qué honor!”, exclamó emocionada, mirando la ciudad desde las alturas.
La joven, de apenas 24 años, había enfrentado momentos difíciles tras un embarazo ectópico que sacudió su vida personal. Sin embargo, fiel a su espíritu incansable, retomó los escenarios con una gira mundial que la llevó desde las cálidas arenas de España hasta las luces vibrantes de Estados Unidos, cautivando audiencias en cada parada. Este tour la vio desfilar con su característico estilo y carisma en Boston, Los Ángeles, Miami, San Francisco, Dallas y, por supuesto, en Nueva York, donde decidió capturar este momento especial en el famoso observatorio del Empire State.
Enfundada en un largo vestido gris decorado con audaces figuras abstractas en tonos naranjas, que evocaban el movimiento dinámico de su música y su propia vida, María combinó su atuendo con botas texanas blancas. Su estilo parecía tan imponente como el propio paisaje de rascacielos que se extendía detrás de ella.
Tras sus primeros conciertos en suelo estadounidense, Nueva York era más que una parada para Becerra. Era un escenario simbólico donde una argentina de barrio pisaba firme en un espacio reservado para leyendas.