Un informe publicado por la Bolsa de Comercio de Rosario sobre la caída de la producción de soja y por consiguiente la exportación de harina de soja son a mi entender la peor noticia económica que podíamos recibir. Argentina dejará de ser líder mundial de exportación de harinas de soja después de 26 años, en parte producto de la sequía pero sobre todo por el estancamiento de producción de soja empujado por impuestos confiscatorios.
Esta terrible noticia sale curiosamente a pocos días de el aniversario número 35 de la Cámara de Comercio de San Lorenzo, aniversario que congregó figuras de la políticas provinciales y locales, las autoridades nacionales no prestan el más mínimo interés en regiones productivas como las de San Lorenzo, Puerto San Martín y Timbúes, región donde se exporta el 80% de las divisas que ingresan al país.
El Presidente de la Cámara de Comercio de San Lorenzo, Mariano Brajkovic, un joven empresario surgido de una familia con ADN emprendedor y conocedores de la dinámica de crecimiento de la región desde mediados del siglo pasado, se planto delante del atril y brindó un encendido discurso pidiendo al arco político presente que se ponga los pantalones largos para asignar los recursos necesarios que garanticen continuar siendo el hub de procesamiento y exportación de harinas y aceites más importante del mundo.
El discurso de Brajkovic generó un clima distinto en el auditorio, algunos lo calificaron como un click para un cambio de época dirigencial. El intendente de San Lorenzo, Leonardo Raimundo fue tal vez quien logró tomar el mensaje del empresario y sintetizarlo en mi opinión en una frase que debería quedar tatuada en todos los que amamos la región: “no tenemos la vaca atada”.
El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario no es más que una reafirmación de que si no tomamos las medidas necesarias y se ordena el foco macroeconomico y se naturalizan procesos políticos como los transcurridos las últimas décadas perderemos todo lo conseguido. A la vaca se le desató el nudo, todavía está en el corral, pero si nos ponemos a saltar con la soga tal como la hacia la niña de la publicidad de Danica Dorada en lugar de salir a enlazar la vaca, sólo nos quedará llorar sobre la leche derramada.
