En esas grabaciones, los propios barras discutían cómo Acosta planeaba desvincular a integrantes de la hinchada de cualquier participación en el hecho. El fiscal Pablo Socca fue contundente: “La información que ella brindó era groseramente falsa y disímil de las pruebas que recolectamos”.
Mientras que Acosta sostuvo que los tiradores eran “dos hombres en un auto”, la investigación demostró que se trataba de dos jóvenes en bicicleta, uno de ellos menor de edad.
Socca remarcó la gravedad y singularidad del caso: “En 20 años de experiencia nunca vi una situación con estos ribetes”. La rareza de la maniobra obligó incluso a crear un nuevo registro informático, ya que Acosta pasó de ser considerada víctima a quedar imputada como encubridora.
Condenada en 2019 por narcotráfico, Acosta es una figura reconocida en el ámbito penal por su exposición pública como vocera de detenidos. Según el fiscal, utiliza esa posición para instalarse mediáticamente como víctima, pese a su historial delictivo. “Ella sabe de la contundencia de la prueba”, enfatizó.
En cuanto al trasfondo criminal, la pesquisa expuso la conexión de la barra de Newell’s con estructuras económicas delictivas. “No es una cuestión de colores, sino del rédito económico que significa pertenecer a estas organizaciones criminales. Con la muerte de Pillín Bracamonte, una facción quedó sin trabajo”, explicó Socca, en referencia al histórico líder de la barra de Central.
Finalmente, el fiscal valoró que, si bien Rosario continúa atravesada por episodios de violencia, se redujo de manera notoria el número de delitos ordenados desde las cárceles: “Se nota que hoy hay muchísimo menos hechos de este tipo”.
