En la antesala de una audiencia clave convocada por el juez Fabián Lorenzini para este viernes en Reconquista, los trabajadores de Vicentin en las plantas de Ricardone y San Lorenzo rompieron el silencio institucional y enviaron una carta directa, cruda y cargada de dolor al magistrado que lleva adelante la causa.
El texto no habla de balances ni de concursos. Habla de vidas. De trabajo. Y de dignidad.
“Este año fue el peor. Porque esta vez nos tocaron el bolsillo, sí… pero también el alma”, comienza el mensaje.
Los trabajadores explican que no cobraron los sueldos correspondientes al mes de marzo y que, aún así, siguen ingresando a la planta todos los días, sin certezas, sin garantías, sin transporte y sin saber si podrán darle de comer a sus hijos mañana.

“Seguimos ahí. No abandonamos nuestros puestos. Seguimos entrando con la esperanza intacta”, escriben.
“Y lo que más duele es que parece que nadie se hace cargo. Sentimos que la dignidad del trabajador quedó pisoteada”.
El conflicto de Vicentin ya lleva más de cinco años. Pero esta etapa —marcada por la parálisis total de las plantas y el no pago de salarios— expone el punto de mayor angustia social desde el inicio del concurso preventivo. Mientras la empresa entra y sale de tribunales, mientras la Corte define si se queda o se la pasa a Nación, hay familias enteras que ya no pueden esperar más.
“Dicen que el trabajo dignifica. Pero hoy, por culpa de un directorio lleno de decisiones dudosas, corruptas y desinteresadas, estamos perdiendo lo más sagrado: la posibilidad de vivir con dignidad”, dice otro de los pasajes más fuertes del escrito.
Los trabajadores no piden compasión ni subsidios. Piden lo más elemental: que la planta funcione. Que los motores vuelvan a encenderse. Que el esfuerzo tenga sentido. Y que puedan, al final del día, volver a sus casas sabiendo que cumplieron y cobrar por lo trabajado.
“Solo queremos trabajar. No pedimos privilegios. Queremos volver a nuestras casas con la tranquilidad de haber hecho lo nuestro y poder sentarnos en la mesa con nuestras familias sin angustia”.
En el último tramo de la carta, el pedido ya no es técnico ni formal. Es humano.
“No nos importa quién se haga cargo. Solo queremos que alguien se haga responsable. Porque nosotros no nos rendimos, pero también somos humanos”.
La carta llega a pocas horas de la audiencia convocada por el juez Lorenzini, quien citó a los directivos de Vicentin a presentarse este viernes a las 9 de la mañana. La planta de Ricardone está paralizada. Los trabajadores, en pie. Y el país entero, mirando cómo una empresa histórica sigue deshaciéndose mientras los responsables —empresariales y políticos— siguen sin dar respuestas.
SL24 te lo cuenta, como siempre, desde el lugar donde pasan las cosas. Y donde hay familias que ya no pueden esperar más.