La transparencia no fue nunca un activo de los puertos en la Argentina, su desprestigio fruto de la violencia, corrupción y contrabando viene desde la fundación misma del país.
La dirigencia política contemporánea refiere a los puertos como una gran puerta de salida de droga, este nuevo mote de puerto e hidrovía narco impuesto en la última década no aporta mucho para poder ir mejorando la imagen de los complejos exportadores. Ahora hay que sumarle violencia sindical, violentos que en Rosario invadieron de forma violenta el Concejo Deliberantes y destrozaron la Municipalidad.
El conflicto de Rosario nadie lo puede explicar con claridad donde de una discusión paritaria se termina en el pedido de fin de la concesión a uno de los concesionarios y el gobierno provincial desplaza a las autoridades de la concesión actual del Puerto de Rosario de la mesa del ENAPRO y mete en su lugar al empresario que le ofrecen manejar el puerto, parece de mínimo raro no. Para consolidar está rosca los sindicalistas ponen en riesgo 600 puestos de trabajo y dejan a estas familias con la angustia de no tener ingresos a días de la navidad.
Está movida violenta y intempestiva de Rosario se complementa con el accionar del SUPA Puerto San Martín que realizó piquetes y paros para desplazar dos empresas que operaban en los puertos del Cordón Industrial, curiosamente la empresa elegida por el gremio de los portuarios de Puerto San Martín es la misma que la provincia eligió para cambiar de concesionario en el Puerto de Rosario.
La destrucción de los Puertos y su imagen sigue siendo una construcción colectiva como el titulo mundial conseguido por la Scaloneta, lastima que en la dirigencia no hay ningún Messi y si hay muchos Grondonas. “Todo Pasa”
