Además de la molestia evidente, el problema de las palomas afecta la estética de la ciudad, la salud pública y, sorprendentemente, también tiene implicaciones para los vehículos. Los excrementos de palomas, altamente corrosivos debido a los ácidos que contienen, pueden dañar la pintura de los autos y deteriorar los materiales de construcción con el tiempo. A pesar de los esfuerzos municipales, como la entrega de anticonceptivos para controlar la reproducción, la invasión de palomas sigue siendo un desafío persistente en Rosario, generando la necesidad de encontrar soluciones más efectivas y sostenibles. La ciudadanía, los comerciantes y las autoridades locales buscan respuestas para mitigar este problema que afecta la calidad de vida en la ciudad. ]]>