San Lorenzo

Protesta en soledad y ante la indiferencia del resto de los sindicatos de la región

Protesta en soledad y ante la indiferencia del resto de los sindicatos de la región

Un grupo de empleados de Guerrero Motos, despedidos hace más de un mes, expusieron sus reclamos tras el arribo del gobernador a los actos del 3 de febrero. Ni la CGT Regional, ni la rosarina ni otro gremio del Cordón Industrial los acompañó
Un grupo de empleados de Guerrero Motos, despedidos hace más de un mes, expusieron sus reclamos tras el arribo del gobernador a los actos del 3 de febrero. Ni la CGT Regional, ni la rosarina ni otro gremio del Cordón Industrial los acompañó

Este miércoles se conmemoró en San Lorenzo el 208º aniversario del Combate que José de San Martín y sus Granaderos a Caballos libraron contra las fuerza realistas en el hoy Campo de Gloria, única batalla que el libertador americano llevó adelante en tierras argentinas.

Para su celebración se organizó un acto, acotado en comparación a otros años por los protocolos sanitarios anticovid vigentes, pero ello no impidió a que se hiciera presente el gobernador Omar Perotti.

Y a sabiendas de su estadía, un grupo de ex trabajadores de la firma Guerrero Motos se acercó para denunciar sus despidos, ocurridos hace más de un mes, y reclamar una participación más activa del Estado santafesino en este conflicto, que hasta ahora medió a través del Ministerio de Trabajo, con conciliaciones voluntarias, pero sin éxito alguno.

Lo cierto es que las autoridades los dejaron avanzar hasta unos cien metros del lugar donde se desarrolló el acto, y para eso instruyeron a la policía local. Los manifestantes quedaron entonces concentrados en la esquina de Sargento Cabral y Belgrano, desplegando un par de banderas.

Cuando todo terminó, Perotti se cruzó hasta el Convento San Carlos y si miró hacia su izquierda, donde estaban estos obreros, siguió de largo sin acercarse a conocer sus inquietudes, o mejor aún, prometer alguna mediación.

La protesta pasó casi desapercibida, porque los manifestantes estaban bastante lejos y porque eran muy pocos. Igual, si las autoridades provinciales hubieran querido, podrían haberse preocupado en conocer que pedían.

Lo que más llamó la atención es la soledad en la que estos empleados (o ex empleados) de Guerrero Motos se expresaron, pues estaban solos.

Ningún otro gremio los acompañó. Menos aún la CGT San Lorenzo. Tampoco la CGT Rosario.

Esta última cobijó, la semana pasada, al Sindicato de Metalmecánicos (Smata), en el que están (o estaban ) afiliados esos operarios y otros gremios de esa ciudad que coincidieron en expresarse públicamente en contra de tales cesantías, pero en especial, contra la “criminalización” de las protestas sindicales, tal como entendieron que sucedió con el arresto del secretario gremial de esa organización obrera y al que la Justicia identificó como organizador del reclamo (concentración frente a los portones de la empresa) cuando había una resolución judicial que impedía tales expresiones. Y por eso emitieron un documento con contenido crítico tanto al accionar de la Justicia como la actitud adoptada por los dueños de Guerrero Motos.

Un respaldo de menor “valía” también se recibió de parte de la CGT San Lorenzo, que sólo se contentó en la redacción de una misiva en la que se repudiaba tales sucesos y se ponía a disposición. Sólo eso y nada más. Y para peor, ni siquiera tuvieron consideración en la manera de comunicarlo, pues ni siquiera la distribuyeron a todos los medios de la región; tampoco pensaron en convocar una conferencia de prensa y mucho menos que sus integrantes se ofrecieran al periodismo a fin que le realizaran algún reportaje.

Para el confederal regional, esta era la oportunidad de llevar a la prácticas sus palabras, pero dejaron pasar la ocasión. Y lo mismo puede decirse del movimiento obrero organizado rosarino, que prometió algo similar y dejó, de la misma manera, pasar la ocasión.

Lo mismo le cabe a otras organizaciones gremiales que en sus cuentas virtuales denunciaron el hecho y expusieron su preocupación y acompañamiento. Y también a los que ni siquiera se expresaron, pero cotidianamente sostienen un discurso combativo, progresista y, aunque suene antiquísimo, antiberal.

¿Qué motiva esa falta de decisiones políticas? ¿Ineptitud? ¿Desidia? ¿Incapacidad? ¿Desinterés?

En la más absoluta soledad, ese puñado de obreros despedidos, que entiende que no hubo razón justa para sus cesantías, que defiende sus puestos de empleo, que confía en sus representantes y que apuesta a la construcción diaria de la historia de este Cordón Industrial, protestaron solos y dieron un ejemplo para una dirigencia que volvió a fallar. No sólo a ellos, sino a la sociedad toda.