En los últimos meses la opinión y los papers de Mariana Mazzucato, catedrática en Economía de la Innovación y Valor Público de la Universidad de Londres (UCL), se han convertido en material de consulta de varios gobiernos y centros de estudios de todo el mundo. A pocos días de cumplir 53 años, esta economista egresada de las universidades norteamericanas de Tuft y Princeton ha puesto sobre la mesa una cuestión política que divide aguas en medio de la pandemia: cuál es el rol del Estado y qué grado de participación deberían darle los gobiernos a la intervención estatal orientada hacia una mayor innovación productiva.
El centenario principio de subsidiariedad estatal, alabado y denostado en miles de trabajos académicos, (y desarrollado con una gran racionalidad pragmática en 1991 por el Papa Juan Pablo II en su Encíclica Centesimus Annus), recobró un fuerte protagonismo en medio de la emergencia sanitaria. En este sentido, Mazzucato apuesta a que el Estado motorice la inversión pública y privada, además de ejercer con más eficacia su poder regulatorio tradicional.
El propio Papa Francisco ha recomendado la lectura de la obra de Mazzucato, concretamente de su libro “El valor de las cosas”, en el que formula fuertes críticas al sector financiero por la crisis de 2008. “Se han hecho muchas cosas estúpidas en nombre de la creación de valor cuando en realidad lo que estaba ocurriendo es que esas compañías estaban acaparando beneficios que no les correspondían”, sostiene la economista nacida en Roma, nacionalizada estadounidense y residente en Londres.
Mazzucato suele citar en sus escritos y entrevistas al académico Karl Polanyi, un filósofo y abogado nacido en Austria y formado en Hungría, que se enfrentó en la primera mitad del siglo pasado a las ideas del profeta del liberalismo austríaco, Ludwig von Mises. En 1933 en pleno ascenso de Adolf Hitler al poder, Polanyi se radicó en Londres y comenzó a estudiar en profundidad la obra de John Keynes. Desarrolló desde entonces, y hasta su muerte en 1964, una crítica esencialmente política contra los dogmas del liberalismo económico ortodoxo y las teorías de los mercados autorregulados.
En “La gran transformación”, su obra más famosa publicada en 1944, dos años antes de emigrar a Estados Unidos para enseñar en la universidad de Columbia, Polanyi sostiene que, “el camino hacia los mercados libres fue abierto y mantenido abierto gracias a un enorme aumento en un continuo intervencionismo centralizado y controlado. Los administradores tenían que vigilar constantemente el sistema para asegurar que funcionaba libremente”.
Fuente: Infobae