Para Hermida, esta vía fluvial “es un recurso natural enorme” que conecta y da respuesta logística a cinco países: Uruguay, Paraguay, Bolivia, Argentina y Brasil. Según explicó, por la hidrovía se canaliza buena parte de las exportaciones agroindustriales, minerales y, en el futuro inmediato, también parte del flujo energético vinculado a Vaca Muerta.
Actualmente, el sistema moviliza alrededor del 75% de las exportaciones argentinas en valor y recibe más de 2 millones de camiones al año que descargan granos y mercaderías en los puertos santafesinos. En apenas 70 kilómetros, entre Timbúes y Arroyo Seco, se concentran unas 31 terminales portuarias capaces de despachar buques Panamax y Post Panamax de más de 60.000 toneladas.
Hermida subrayó que con un calado de 42 pies en los puertos fluviales se podrían cargar esos buques a plena capacidad, reduciendo de forma significativa los costos logísticos y mejorando el ingreso neto del productor. Además, proyectó que la aplicación de tecnología e innovación en las terminales —desde blockchain y tokenización hasta inteligencia artificial para optimizar operaciones— podría transformar al clúster portuario en un polo industrial y logístico de escala continental.
El economista también mencionó el potencial de diversificar cargas, incluyendo contenedores, minerales, maquinaria y celulosa, y destacó la necesidad de ampliar la hidrovía hasta el puerto Cáceres en Brasil, integrar esclusas en Itaipú y aumentar el tráfico de contenedores para servir a mercados de Paraguay, Bolivia y el sur de Brasil.
“Podemos llevar las ventajas de las regiones marítimas al interior del continente. Pero para eso hay que invertir en infraestructura, mejorar la gestión portuaria y crear incentivos para que el productor reinvierta parte de sus utilidades en la cadena logística. Eso es desarrollo genuino”, concluyó Hermida.

Fuente: Cadena 3