Reclamos salariales en medios de comunicación y una transformación de la industria que no llega

Medios tradicionales con escaza audiencia y/o lectores mantienen estructuras onerosas en un mercado cada ves más complicado ¿Cómo superar este conflicto?


Las protestas en LT3 puede convertirse en la punto de un iceberg en la transformación de los medios tradicionales.

El Secretario General del Sindicato de Prensa de Rosario, Edgardo Carmona, denunció ayer la «irresponsabilidad empresaria» que derivó en una crisis económica y financiera en la radio LT3, que este mes no pagó sueldos y sus trabajadores iniciaron medidas de fuerzas.

«Fuimos a una audiencia al Ministerio de Trabajo por la falta de pago de salarios, ya que abonaron apenas una parte mínima del sueldo de octubre, mientras nos deben el 12 por ciento de la paritaria del mes de julio, más dos mil pesos que había que pagar los primeros días de noviembre. En esa audiencia, la empresa planteó su voluntad de pago pero sin fecha», resumió Carmona.

“Este año no pagaron los aportes salariales de cuota sindical, jubilación y obra social a pesar de haberle retenido los aportes a los trabajadores. Tampoco saldaron ni tiene propuesta de pago para los deudas históricas con este gremio”, agregó.

Más allá de este caso puntual, y de otros que están ocurriendo en medios de alcance nacional (radio Rivadavia, C5N y otros), las dificultades financieras no solo surgen por un mal manejo contable y/o el arribo de improvisados empresarios en el rubro, sino de un proceso de transformación en la industria, ayudado por la renovación tecnológica.

Las otroras estructuras mediáticas tradicionales, como la redacción de un diario, hoy son insostenible, tanto desde lo económico como en lo operativo. La multiplicidad de tareas que tiene una redacción tiende a unificarse. Teléfonos celulares, tablets y gimbals son herramientas que simplifican la tarea del periodista, que se convierte también en productor y fotógrafo de sus crónicas.

También en los canales televisivos se observa un panorama similar, con una reconversión imparable. Hoy, esta industria dispone de conductores, productores, camarógrafos, sonidistas, y sigue la lista.

La ecuación es relativamente simple: estructuras onerosas con recursos económicos cada vez más limitados.

Está claro que las consecuencias, planteadas de esta manera, serán funestas para el campo laboral. Por eso, tanto trabajadores como empresarios se deben un profundo, inmediato e impostergable debate sobre el futuro de esta industria.

Y en la región, la situación no escapa a la general.

En los últimos años, las radios locales perdieron el liderazgo de referencia informativa. Y los semanarios gráficos también. La descomposición de la televisión tradicional en este campo resiste un poco más a base del fetichismo que genera a quienes se exponen ante las cámaras, pero no así de los televidentes que cada vez son más pocos.

Ello llevó a que los trabajadores de prensa de la región deban refugiarse donde puedan y como puedan, prestando sus servicios a cambio de cobrar publicidad que ellos mismos venden o congraciarse con alguna pauta de algún gobierno. Si bien no sucede en todos los medios, sí en la mayoría.

La imposición de nuevas herramientas de comunicación masiva aceleró los tiempos de transformación en la industria mediática. La readaptación de los medios de comunicación a estos tipos de comunicación, es un desafío en los que muy pocos avanzaron.

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