Esclavitud siglo XXI

Rescataron a toda una familia sometida a trabajo y condiciones inhumanas

Se trata de un hombre de San Genaro que trabajaba en un campo cerca de Las Varillas, Córdoba. Vivía en una pocilga en compañía de su esposa y sus hijos, una nena de 6 años y un bebé de 20 meses


Los patrones le descontaban los alimentos de su sueldo, que por 12 horas de trabajo diario le abonaban 23.000 pesos.

Una pareja y sus dos hijos, oriundos de San Genaro, fueron rescatados anteayer luego de que se denunciara que eran víctimas de trata laboral.

El procedimiento fue ordenado por el Juzgado Federal de San Francisco (Córdoba) y se ejecutó en un campo ubicado a poca distancia de la localidad de El Arañado, cerca de Las Varillas.

Según la información publicada difundida por los abogados de la familia, estas personas eran explotadas en sus tareas y vivían en condiciones precarias, percibiendo un sueldo mensual de 23.000 pesos (en total), y de cuya cifra los patrones le descontaban lo que consumían de alimentos.

«La trata de personas es un delito internacional de lesa humanidad que viola los derechos humanos de las personas con propósitos de esclavitud laboral, metal, reproductiva, explotación sexual, trabajos forzados, extracción de órganos o cualquier otra forma moderna de esclavitud contra la voluntad y el bienestar del ser humano». detalló la abogada Milena Tomsaetti, quien impulsa la causa.

Según lo expresado por la víctima, se encontraban trabajando desde marzo en ese campo, viviendo en una casa «en pésimas condiciones de higiene y seguridad», sin agua potable, con una instalación eléctrica precaria, sin luz en el baño ni habitación, «y no se encontraba en condiciones habitacionales». Además, sobre el baño, dijo que se trataba de una letrina destruida que estaba afuera de la vivienda.

Además, denunciaron que los dos portones de ingreso al campo permanecían cerrados con candado y la familia no contaba con las llaves, debiendo permanecer en el campo, sin posibilidades de salir, viendo coartada su libertad.

Para bañarse, debían primero calentar agua en baldes sobre el fuego. No tenían gas ni electricidad.

 

Fue en mayo que el trabajador sufrió un accidente laboral, cortándose tres dedos de una mano con una máquina desmalezadora. Ante esta situación, el hombre solicitó al empleador que le abonara los traslados hasta Las Varillas para poder operarse y continuar con sus curaciones, lo que le habría sido negado por los propietarios del campo.

Junto al trabajador estaban su esposa y sus pequeños hijos: una nena de 6 años y un bebé de 20 meses.

Fuente: La Voz de San Justo

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