Robaron 77 cajas de seguridad del banco Macro Santa Fe

Tres allanamientos y dos detenidos son los avances que, hasta el momento, ha llevado a cabo la investigación policial en torno al golpe boquetero que sufrió el banco Macro de la peatonal santafesina.


El robo, que saltó a las primeras planas de los medios nacionales, aconteció entre las 20 del sábado y las 6 de este domingo. La banda de delincuentes no logró acceder la bóveda del tesoro, pero sí sustraer todos los bienes que se hallaban en 77 de las 647 cajas de seguridad de la entidad ubicada en San Martín 2473 de nuestra ciudad.

Ayer, después de las 7 de la mañana, los vigilantes del tercio de guardia entrante en la comisaría 1ª de la UR I La Capital, se anoticiaron de un robo perpetrado en el Banco Macro (San Martín al 2.400 en la ciudad de Santa Fe) ubicado en plena city santafesina, es decir, a solo poco más de 100 metros de distancia entre esa unidad de orden público y el acceso propiamente dicho de la entidad bancaria con presencia nacional.

A las 8 de la mañana, el jefe de la policía santafesina y el de la URI La Capital, comisarios generales Hugo Tognoli y Omar Odriozola, arribaron a la sede del Banco Macro e ingresaron juntos con los agentes de la Policía Científica, y entre todos observaron los restos de una faena desarrollada durante horas por una gavilla de delincuentes que cometió el robo contra un banco en la capital provincial más sofisticado que se recuerde. Nada de lo sucedido en la historia reciente en la ciudad de Santa Fe, tiene parangón con este hecho.

El sábado, alrededor de las 19, una banda de delincuentes integrada por al menos cuatro o cinco miembros perfectamente adiestrados y con un estudio secuencial previo del robo que perpetrarían, habrían llegado en dos vehículos hasta la playa de estacionamiento y lavadero que está ubicada sobre calle San Jerónimo al 2.400, a metros de 1ª Junta.

En ese lugar, cuando ya era de noche sobre la ciudad, desmontaron una escalera de aluminio, accedieron a un tapial, después a otro de más altura, y así hasta llegar a una ventana sin rejas del banco y sin medidas de seguridad. Luego, cuando varios de los delincuentes arribaron al interior de la entidad bancaria, sin que el alarma del tipo y de la versión que cualquiera se imagina que existe no funcionó; se encontraron con la guardia de seguridad y los maniataron sin más trabajo. Mientras, otros ladrones aprovecharon para subir el pesado equipo de herramientas industriales.

Los delincuentes se transformaron en los dueños absolutos de la situación dentro del banco, sin que ninguna alarma se haya activado y sin que los registros de filmaciones existentes adonde se ven imágenes sobre la actividad interior del banco hubieran detectado el trabajo. Primero la emprendieron con la bóveda principal, y ante la adversidad de no poder penetrarlo, eligieron el premio consuelo. Se pusieron a cortar las cajas de seguridad y violentaron 77 de 644, es decir, se robaron más del 10 por ciento del total de las cajas de seguridad existentes, sin que nadie los moleste. Luego de 11 horas de “trabajo” (cerca de las 6 de la mañana) escaparon con el botín millonario.

Los delincuentes que asestaron el golpe millonario en el banco Macro son personas capacitadas en el uso de herramientas de corte de metales duros y cuentan con experiencia para ejecutarlo, ya que la bóveda metálica del tesoro bancario del Macro, tenía un hueco circular de unos 60 centímetros de diámetro y dos, tres o cuatro centímetros de profundidad según el lugar analizado. La aleación metálica del tesoro, con las herramientas que usaron, les impidió a los delincuentes salirse con la suya y llevarse hasta la última moneda.
En el argot policial, lenguaje abreviado usado por los policías para resumir en pocas palabras la jugada que usan los delincuentes, una frase describe este hecho a medida: “La ferretería y el bobo, combinados y sin fallas a la vista”, que sería algo así como: usaron las herramientas adecuadas para semejante faena, no equivocaron ninguna, y a todo lo hicieron sincronizados con reloj en mano. Por los resultados obtenidos hasta el momento pareciera que en nada se equivocaron.

Los policías que actuaron desde el inicio mismo del procedimiento policial se encontraron con gran cantidad de herramientas abandonadas en el banco, costosas, y precisas para el trabajo que hicieron, y definidas casi de manera unánime como de uso industrial. Agujereadoras de gran velocidad con mechas para perforar metales resistentes, sierras circulares y un soplete de corte con tubos de oxígeno de última generación, fue todo lo que encontraron los policías en el interior del banco.

Las huellas del trabajo desarrollado por cada uno de los delincuentes que concretaron este robo queda definido por su habilidad para el manejo de herramientas sofisticadas, del conocimiento casi perfecto de los sistemas de alarmas de seguridad bancaria y en particular las que utiliza el Banco Macro, y desnuda fallas flagrantes que hicieron posible este golpe del año.

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