El sistema judicial de acusación santafesino está atravesado por la política y la corrupción. Su máximo escándalo lo protagonizó quien fuera el fiscal general de Rosario Patricio Sergal, detenido por recibir coimas del “Rey del juego clandestino”.
El Ministerio Público de la Acusación está rodeado por las internas políticas. Políticos que son los encargados de generar los marcos de “consenso” para la elección de fiscales en todos los distritos de la provincia y su posterior control en la Cámara de Senadores, este poder le otorgó a la política y a algunos medios un músculo inmenso de presión que termina usándose para obligar a fiscales a trabajar o no en causas de interés de estos círculos de poder, se ve con mucha claridad en diferentes causas que se tramitan en la ciudad de Rosario.
Este poderío tiene en la utilización discrecional de las presiones preventivas uno de sus máximos activos. La detención o el pedido de detención son claves para poder sacar de la cancha a adversarios o ex aliados. Rosario se encuentra tomado por mafias, algunas de ellas dirimiendo el territorio a los tiros y otras dirimiendo el poder en tribunales.
La política y las asociaciones intermedias son claves para poder quebrar este poder en las sombras que convierte a toda la provincia y a Rosario en particular en terrenos hostiles para el desarrollo de cualquier actividad productiva y social.