Por Nicolás Carugatti
La política santafesina ya comenzó, silenciosamente, a moverse hacia 2027. Todavía faltan dos años para el próximo turno electoral, pero las fotos dejan señales. Y la protagonista de una de ellas es Gisella Scaglia, ex vicegobernadora y diputada nacional de Unidos, una dirigente que viene recuperando presencia territorial dentro del esquema del oficialismo provincial.
La imagen que circuló este fin de semana la mostró junto a Roly Santacroce, intendente de Funes y una de las figuras más relevantes del peronismo del sur provincial. Compartieron el acto de encendido del árbol de Navidad, un evento social, pero con una foto política de alto impacto por el perfil de ambos dirigentes y por el momento en el que llega.
Pero lo más relevante es la secuencia, no la foto aislada. Horas antes, Scaglia estuvo sobre el mismo escenario que el gobernador Maximiliano Pullaro, participando de la 53° Fiesta Nacional de la Leche y la Fiesta Provincial del Queso Azul en Totoras.
Esa presencia conjunta confirma que la postal posterior en Funes no fue un movimiento autónomo ni ajeno al radar político del pullarismo, sino parte de un despliegue coordinado que amplía contactos y explora nuevos vínculos territoriales.
Del otro lado de la foto está Santacroce, un dirigente que supo estar alineado con Omar Perotti y que incluso fue medido como posible candidato a gobernador en 2023, iniciativa que no prosperó en un peronismo que llegaba desgastado y sin capacidad de competir ante un Pullaro que terminó obteniendo más de un millón de votos.
Sin embargo, el escenario actual no es el de hace dos años.
La irrupción de La Libertad Avanza, con candidatos sin estructura tradicional, transformó el mapa político santafesino. Los outsiders lograron resultados relevantes en elecciones municipales y en la elección de convencionales constituyentes. Esa imprevisibilidad obliga a los dirigentes de todos los sectores a ensanchar márgenes, evitar polarizaciones innecesarias y abrir canales de diálogo para no dejar espacios vacíos que puedan capitalizar terceras fuerzas.
En ese marco, la postal Scaglia–Santacroce deja de ser un gesto aislado para convertirse en un movimiento estratégico anticipado, donde cada actor busca posicionarse ante un 2027 que se perfila competitivo, fragmentado y con nuevas reglas del juego.
Mientras la política santafesina se acomoda a estos tiempos, la subtrama continúa:
Scaglia suma volumen territorial, Santacroce construye puentes por fuera del peronismo tradicional, y Pullaro monitorea cada paso de sus aliados para mantener cohesión y proyección.
El capítulo recién comienza, pero ya dejó su primera foto.
