Así como las obras de teatro compran tortas y brindan con champán para celebrar 10 mil, 50 mil o 100 mil espectadores, Luciana Salazar y Martín Redrado podrían armar un evento por llegar al “ida y vuelta un millón” en su extraña y cambiante relación. Claro, en este caso no habría mucho para festejar sino más bien para preguntarse: ¿Está bien esta gente?
En diciembre, hace apenas dos meses y un puñado de días, Luciana habló pestes de Redrado en la tele y en las redes sociales.
“Esta persona (por Redrado) tiene que definir cuál es su juego, porque lo que dijo este portal (por nosotros, que nos puede nombrar sin problemas porque sólo defenderemos nuestra información, como hicimos siempre) seguramente viene de su lado, de alguien que cree que me está ayudando y en realidad me perjudica”.
Esa vuelta, Luciana terminó aceptando que sabía que Redrado se había distanciado de su novia. “El se separó por mí, porque quiere volver conmigo, no por otra cosa” se enorgulleció. El próximo paso fue irse a los Estados Unidos juntos. Allí se contagiaron los dos de coronavirus.
Un usuario, por ejemplo, quiso saber “¿Por qué seguís viéndote con Redrado después de todo el mal que te hizo?”, a lo que ella contestó “Creo que se dio cuenta de muchas cosas que hizo mal y no las quiere volver a repetir, y más estando Matilda en el medio”.
Con algunos errores de ortografía, Luciana siguió respondiendo las picantes inquietudes de sus seguidores. “Sí, él me invitó” dijo cuando alguien le preguntó si habían estado juntos en Miami. Así, además, dijo que calcula que Redrado le pasó el coronavirus porque “tuve contacto estrecho estrecho” junto a un emoji sonriente, en lo que sonó a juego con el que auiso dar a entender que tuvieron intimidad.