Daniela y Rodrigo coincidieron en que haberle salvado la vida a ese bebé de apenas seis días es distinto a cualquier otra intervención policial. “Los dos somos padre y madre. No se puede comparar con ningún otro trabajo que hayamos realizado”, aseguraron los agentes del Comando Radioeléctrico de San Lorenzo en diálogo con SL24.
Daniela Benítez relató los hechos cuando el patrullero del Comando Radioeléctrico en el que circulaba junto a Rodrigo interceptó a la mujer y al bebé en Urquiza y Poucel. “Le digo a la madre que suba al asiento trasero de la chata. Automáticamente me pasé de adelante hacia atrás. Vi la cara de desesperación de la madre y que el bebé tenía los ojos cerrados y no reaccionaba”, describió Daniela, quien trabaja desde hace ocho años en el Comando Radioeléctrico de San Lorenzo.
Y agregó: “Lo coloqué boca abajo y empecé a darle golpecitos en la espalda porque la mamá había dicho que se había ahogado mientras tomaba el pecho. Hicimos algunas cuadras hasta que el bebé vomitó leche materna y empezó a llorar. Gracias a mi compañero llegamos rápido al hospital y me bajé con el niño en brazos para solicitar una pediatra”.
El santafesino Rodrigo González, con seis años de carrera en la Policía de Santa Fe, confió que “hemos tenido bastantes persecuciones policiales, pero esto fue distinto. Cuando nos avisaron pensás automáticamente en tus hijos, que esperás una acción inmediata. Fuimos rápido hasta que le dimos alcance a la moto en donde llevaban al bebé. Y me relajé un poco cuando escuché su llanto. Seguía el trabajo de mi compañera por el espejo retrovisor. Estamos contentos porque ese bebé está con vida y tiene todo por delante”.
“Ella tuvo la capacidad para hacerle las maniobras de RCP y traerlo de vuelta”, resaltó Rodrigo sobre el trabajo de Daniela. “Y así evitar que se pierda una vida, a tan poco de haber nacido. La calle te va dando experiencia. Corremos riesgos pero trabajamos para manejar esa adrenalina. Fue otra sensación, sobre todo porque somos padres”, afirmó.
A Daniela, la adrenalina recién comenzó a bajarle con el correr de las horas. “Soy mamá y me había pasado una situación similar. Un día mi madre me avisó que mi hijo estaba morado. Fui hasta mi casa con otro compañero llamado Gonzalo y tomé al bebé en brazos para salir. Quedé tildada y no reaccioné para hacerle RCP. Y en este caso fue puro instinto. Me salió hacer algo para salvarle la vida”, concluyó.