Son cientos los sanlorencinos que están obligados a buscar en la basura

La pobreza los golpea y empuja hasta el límite de la marginación. Son muchas las familias que carecen de recursos y no pueden solventar su necesidad más básica: comer.


Como postales de un pasado reciente que nadie quieren volver a tener frente a sus ojos cada vez más sanlorencinos deben buscar en la basura los recursos que no pueden solventarse en su vida.

Sólo en la zona céntrica de la ciudad que cobijara al Gral. José de San Martín pueden verse a decenas de marginados que hurgan entre los amontonados residuos de los colmados contenedores municipales algo que los ayude a sobrevivir. Lo primero que se busca es un pedazo de «pan», algo que los alimente, que los aleje del cruel invierno que recién empieza. También se buscan elementos que sirvan a la hora de comprar (canjear en realidad) y vender: cartones, latas, metales, vidrios o papeles, principalmente.

La escena se replica en los barrios, en las zonas más despobladas. Aunque fueron prácticamente erradicados gracias a los citados contenedores todavía existen esquinas donde los propios vecinos amontonan residuos y son esos desechos los que «ayudan» a numerosas familias que encuentran en las sobras del sistema algo para sobrevivir.

La mecánica es repetida por todas las familias que acuden a la basura. Los contenedores se llenan durante la noche y a primera hora de la mañana son «asaltados» por los necesitados. «Buscamos algo, cualquier cosa, que nos ayude a pasar el momento», dice a SL24 Carlos, mientras no deja de revisar un contenedor ubicado en Bv. Sargento Cabral. «Muchas veces encontramos comida, sobras, cosas que están buenas. También ayuda juntar cartones o latas de bebidas», agrega.

Los contenedores más «buscados» son aquellos que se ubican cerca de locales gastronómicos como bares o rotiserías. «Siempre hay comida: recortes de pan, trozos de carne sin terminar, hasta recipientes con pastas», cuenta también Carlos.

En San Lorenzo aún no se ven demasiado, pero en ciudades más «acostumbradas» a esta realidad heredada de la década del 90 como Rosario o Capital Federal, sí pueden verse directamente sobras por fuera de los contenedores. Vecinos suelen colocar aquello que es comestible en bolsitas de nylon y las cuelgan de las manijas, sin que se mezclen con la demás basura.

Sin trabajo, sin posibilidades de subsistir, son muchos los vecinos de la ciudad que adoptan esta manera de vivir. El panorama no es exclusivo de San Lorenzo, claro, puesto que la escena se replica en todo el cordón industrial.

 

Comentarios