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Tarjeta bancaria para los hijos: ¿a qué edad dársela?

Puntos fundamentales a tener en cuenta al otorgarle a nuestros hijos una tarjeta bancaria

Seguramente, si sos padre o madre de hijos adolescentes, la pregunta de a qué edad está bien o es recomendable darle una tarjeta bancaria a tus hijos ha comenzado a frecuentar tu mente de manera cada vez más intensiva.

Es que, llegada a esta edad, los jóvenes comienzan a tener una mayor independencia respecto al uso de dinero, sin embargo, no deja de resultar una preocupación si sabrán utilizarla, si controlarán sus gastos y demás miedos que puedan surgir.

Claro es que, del mismo modo, también resulta más práctico, ya que asignarle una tarjeta de crédito adicional les permitirá realizar las transacciones en el momento que deseen.

Por ejemplo, en la actualidad donde las entradas para un recital musical suelen venderse a través de plataformas online en las que hay que ingresar los datos de la tarjeta a debitar, puede resultar más cómo que cuenten con una tarjeta de crédito adicional propia y no tener que estar solicitando los datos de la tarjeta de los padres en cada oportunidad que desee realizar una compra.

¿Cómo saber si están preparados?

El uso o no de una tarjeta bancaria no está tanto vinculado a una cuestión etaria, sino más bien a la educación financiera que tenga el joven beneficiario del plástico.

Es fundamental tener en cuenta que, al otorgarle una tarjeta bancaria, se le está dando una mayor potestad sobre el uso y el control del dinero.

De aquí radica la importancia de que los jóvenes cuenten con una educación financiera suficiente como para conocer cómo funciona una cuenta bancaria y los aspectos generales de las tarjetas, ya sean de crédito o de débito.

Del mismo modo, es importante que los jóvenes demuestren cierto control sobre los gastos que realizan, que sepan consumir de manera inteligente y que cuenten con capacidad de ahorro para no hacer compras desequilibradas.

 

¿Qué ventajas y qué desventajas tiene?

Una de las principales ventajas de entregarle una tarjeta bancaria a los hijos radica en la seguridad que esta representa respecto al dinero físico, el cual puede resultar más fácil de sustraer y difícil de recuperar.

En el caso de los plásticos, en caso de perderla o ser robada no necesariamente implica una pérdida de dinero, ya que los bancos cuentan con mecanismos de seguridad para poder bloquear su uso de manera automática o de reintegro de dinero ante compras no reconocidas por el titular del plástico.

Del mismo modo, como se mencionó anteriormente, en tiempos donde las compras por internet son cada vez más frecuentes, ya sean entradas para shows, ropa, tecnología o cualquier otro rubro, resulta más cómodo si los jóvenes cuentan con su propia tarjeta para realizar las compras cuando gusten sin la necesidad de estar esperando los datos de la tarjeta de los padres.

Aunque, vinculado al punto anterior, esto también puede tener su costado negativo si el joven no cuenta con la educación financiera o la responsabilidad económica antes mencionada, ya que con una tarjeta de crédito es muy simple caer en un desequilibrio económico si no se hace un uso a conciencia de la misma.

Control de límites: una opción a tener en cuenta

Algunas tarjetas de crédito ofrecen la opción de fijar límites de gastos mensuales por cada tarjeta adicional que se genere de la cuenta adicional.

De esta manera, es una opción sumamente valedera para aquellos padres que quieren otorgarle a sus hijos una tarjeta bancaria, pero que aún tienen cierto recelo sobre su capacidad de realizar un uso adecuado de la misma.

Como su nombre lo indica, el funcionamiento de estas tarjetas es muy sencillo: el titular de la cuenta bancaria establece un límite de gasto mensual para la tarjeta adicional y, alcanzado este, no se podrá seguir consumiendo.

De esta manera, los jóvenes contarán con cierta libertad para realizar algunas transacciones y los padres contarán con la tranquilidad de que al recibir el resumen de gastos de la tarjeta no se encontrarán con ningún gasto superior a lo antes estipulado.

Otra opción similar son las tarjetas prepago, donde los padres van recargando dinero a la tarjeta adicional y, de esa manera, pueden llevar un control sobre el gasto que realizan sus hijos.

Aunque esta opción permite un control más real sobre los consumos realizados, lo cierto que también resulta un poco menos práctico que las tarjetas con límite de gasto, ya que esta metodología implica que los padres estén ingresando dinero a demanda del consumo que se vaya realizando o según lo estipulado.

 

¿Es o no conveniente?

En general, hay una tendencia a dejar de lado el uso de dinero en efectivo para dar paso a las billeteras virtuales y las tarjetas bancarias a partir de la practicidad que estas representan para sus usuarios. Por ello, teniendo en cuenta este aspecto, es conveniente.

Del mismo modo, como se mencionó anteriormente, les otorga a los jóvenes una mayor independencia a la hora de realizar una compra sin la necesidad de que los padres estén detrás, aunque siempre es importante realizar las advertencias correspondientes y brindar la educación financiera necesaria para poder otorgar el control.

Entonces ¿a qué edad se le puede otorgar?

Como se explicó, la edad es subjetiva respecto al uso de una tarjeta bancaria y continúa siendo una responsabilidad de los padres evaluar si sus hijos están o no en condiciones de hacer un uso responsable de una tarjeta.

Más aún si los jóvenes tienen entre 15 y 18 años, ya que al ser menores de edad no están en condiciones legales de solicitar una tarjeta bancaria sin la representación de los padres o tutores.

En definitiva, la otorgación de una tarjeta bancaria a un adolescente no debe estar sujeta a una cuestión de edad, sino a un uso responsable de la misma y a un control de los gastos de manera eficiente.