La situación en Vicentin se agrava. Los trabajadores del complejo industrial de San Lorenzo se reunirán en asamblea este miércoles desde las 7 de la mañana, tras rechazar la propuesta presentada por la empresa para reactivar las plantas a través de fazones y abonar solo el 50% de los sueldos de marzo, en dos cuotas.
La reunión fue convocada luego de que el juez Fabián Lorenzini, a cargo del concurso en Reconquista, solicitara a la firma una propuesta concreta de funcionamiento y pagos. La oferta —que puede consultarse en este enlace— contemplaba el aporte de dos clientes (la Unión Agrícola de Avellaneda y Bioenergía SA) para retomar actividad en las plantas de Ricardone y Avellaneda, y pagar solo el 25% esta semana y otro 25% a fin de mes, dejando el resto del salario sin fecha cierta. La empresa debe presentar otra oferta al juez o en su defecto comunicar formalmente que no podrá pagar los salarios.
El rechazo fue contundente. En Avellaneda, los trabajadores retomaron la retención de tareas y levantaron una carpa en el ingreso al complejo, organizándose por turnos y visibilizando el descontento. Consideraron que la propuesta es insuficiente e indigna. “No queremos cobrar de a poco lo que nos corresponde cobrar entero”, dijeron en la asamblea del sábado por la tarde.
La tensión no se limita a Reconquista. En San Lorenzo, el clima es de máxima incertidumbre. Ya pasaron 14 días de abril y los trabajadores aún no cobraron ni un peso del sueldo de marzo, mientras que este martes vence formalmente la primera quincena de abril. “Se atrasa el pago y todo se complica”, repiten en los pasillos de la planta.
El conflicto escala y afecta a todo el complejo
La empresa necesita procesar unas 400.000 toneladas de soja por mes para reunir los 5 millones de dólares necesarios para cubrir sueldos y servicios esenciales como gas, luz e insumos. Pero en este escenario de parálisis, con la caldera totalmente detenida y sin producción, esos números parecen lejanos.
El miércoles 17 de abril vence el plazo que el juez Lorenzini le dio a Vicentin para responder a los interrogantes planteados en la audiencia pública del viernes pasado. Las respuestas aún no llegaron, y la sensación entre los empleados es que la firma sigue sin un rumbo claro.
Mañana, punto de inflexión
La asamblea convocada en San Lorenzo será clave. Allí se debatirá cómo seguir, qué medidas tomar y si se avanzará con protestas más duras. La paz social en el Cordón Industrial empieza a resquebrajarse, mientras las familias afectadas no tienen certezas ni ingresos.
La situación ya dejó de ser un problema empresarial: se trata de un conflicto social, laboral y económico con impacto directo en una de las zonas más productivas del país. Y, como siempre en estos casos, el tiempo corre en contra de los que menos tienen.