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Title: Oportunidades para el teletrabajo en Hispanoamérica


Vivimos en tiempos de cambio. La pandemia mundial de Coronavirus ha provocado una profunda reevaluación de la manera de operar y relacionarnos en diversidad de ámbitos, y el laboral no ha sido una excepción. De hecho, las formas de trabajar y los entornos de trabajo han sufrido un proceso de cambio muy acelerado hacía unos modelos, unos sistemas y unas prácticas mucho más digitalizadas, que hace tan solo unos cuantos meses, parecían cosa de un futuro más bien lejano.

Así es, el Covid19 ha acelerado la transición hacia la digitalización, creando entornos de trabajo y fórmulas laborales mucho más dependientes de la tecnología. Una de las principales muestras de esto en Hispanoamérica es el fenómeno del teletrabajo que, a pesar de no tener una infiltración en la fuerza laboral tan amplia como en otras regiones del globo, sí que tiene, a raíz de la situación sanitaria global, un impacto mucho más importante que el que ha tenido hasta ahora. Y no solo eso; la tendencia alcista, lejos de detenerse, no deja de coger fuerza.

Numerosos trabajadores han tenido que adaptarse de forma acelerada —y en algunas ocasiones, algo atropellada y poco planificada— a la nueva forma de realizar sus tareas, viéndose obligados a familiarizarse con sistemas, herramientas y procesos que, hasta entonces, no ocupaban más que posiciones secundarias o residuales en las dinámicas empresariales. Buena prueba de este hecho es el significativo aumento de descargas de aplicaciones, software, VPNs para PC y otras herramientas informáticas diseñadas para impulsar el trabajo de forma remota experimentado en los últimos meses.

Aunque, como decimos, el cambio de tendencia es manifiesto, no ha afectado a todos los trabajadores, ni a todos los sectores de actividad de forma pareja. Muchos de los trabajadores, ya sea por la falta de capacidad de acceder al equipo necesario para desempeñar adecuadamente sus funciones a través del teletrabajo, o por las características particulares de sus profesiones, no han tenido la oportunidad de desenvolverse en esta nueva realidad laboral. Semejante disparidad se pone de manifiesto en ciertas regiones más que en otras, lo que subraya la influencia que tiene la desigualdad que afecta a muchos países latinoamericanos en la materia laboral en general, y en la cuestión del teletrabajo en particular.

Por otra parte, el teletrabajo se presenta como una vía que, no solo podría contribuir a la generación más puestos de trabajo y mejores oportunidades de empleo, sino que además posibilita, precisamente, la reducción de esa brecha socioeconómica que sufren muchas naciones de la región. Además, los datos apuntan que esta nueva forma de trabajo en remoto tiene el potencial de fomentar la inclusión de reductos poblacionales que parten con cierta desventaja en cuanto a las oportunidades de trabajo y las condiciones laborales que se les ofrecen, como puede ser el caso de las mujeres o las personas con discapacidad.

No podemos dejar de hablar tampoco de la serie de ventajas adicionales de las que ya se benefician multitud de trabajadores que utilizan actualmente estas recientes fórmulas. Podemos mencionar algunas de las más importantes, entre las que se encuentran la reducción de los costes relacionados con el transporte y la disminución del impacto medioambiental causado, entre otras cosas, por esos traslados; la flexibilidad de horarios y la mayor autonomía en las tareas; o el aumento de la capacidad de compatibilizar vida laboral y vida personal. Toda una oportunidad, en definitiva, para ser más productivos en nuestro trabajo sin descuidar nuestra vida
familiar.

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