Política

Un escenario electoral dividido en tres sin un candidato capaz de marcar diferencia

Un escenario electoral dividido en tres sin un candidato capaz de marcar diferencia

Un estudio con vistas a los comicios nacionales de este año proyecta un panorama de paridad sin favorito claro: ningún dirigente supera el 40% de imagen positiva. La franja de la población sin pertenencia partidaria, pragmática, es la que inclinará la balanza según sus intereses económicos.
Un estudio con vistas a los comicios nacionales de este año proyecta un panorama de paridad sin favorito claro: ningún dirigente supera el 40% de imagen positiva. La franja de la población sin pertenencia partidaria, pragmática, es la que inclinará la balanza según sus intereses económicos.

“La elección nacional será una disputa competitiva, y quien se sienta ganador antes de tiempo puede llegar a sufrir sorpresas muy desagradables cuando las urnas se abran”. De entrada, desde la consultora Zuban Córdoba y Asociados aclaran los tantos para poner sobre la mesa el marcado nivel de paridad que ofrece el escenario electoral en este año en que los argentinos deberán ir a las urnas para elegir presidente.

El estudio que esta firma realizó en diciembre, y de reciente publicación, entregó una serie de datos interesantes que si bien no son “pronósticos electorales escritos en piedra”, permiten detectar y analizar tendencias. A continuación, lo más relevante:

El gobierno mantiene sus niveles de negatividad y desaprobación sin grandes cambios. La autoridad presidencial sigue siendo una de las víctimas más grandes de esa negatividad. Sin embargo, algunos indicadores siguen dando pequeñas pero sostenidas buenas noticias para el oficialismo, como la imagen del ministro Sergio Massa, que en este último estudio sigue mostrando una recuperación interesante.

Del lado opositor, siguen faltando figuras con grandes capacidades de movilización. Larreta, Vidal y Bullrich aparecen como los más valorados. Otras figuras, como Morales, Lousteau o Manes, quizás más atrasadas, pero con la potencialidad de quienes sostienen todavía niveles de desconocimiento muy altos, lo que actúa a la vez como una oportunidad y como una amenaza. Lo que falta es tiempo.

Un dato significativo para el año electoral es que ninguna de las figuras encuestadas supera el 40 por ciento de imagen positiva; señal inequívoca del enojo de la tan fragmentada opinión pública en Argentina. Fragmentación que es visible en prácticamente todos los indicadores.

Este último estudio marca la vigencia del escenario de tercios imperfectos, con el Frente de Todos y Juntos por el Cambio peleando el primer lugar y los libertarios un poco más abajo. Las dos principales coaliciones mantienen sus núcleos duros intactos, lo que les da una competitividad muy importante.

En cuanto a la performance de Javier Milei y el espacio libertario se puede hablar de un proceso de consolidación sobre un grupo de votantes más disconformes de Juntos por el Cambio. Su dilema, si quiere tener chances de ingresar en una eventual segunda vuelta, es aprender a hablar por fuera de sus nichos, por ahora, un desafío mayúsculo.

¡Pero atentos! Porque los núcleos duros cada vez más irreductibles, no parecen ser los que definan la elección. La mirada debe estar puesta en una amplia porción de una ciudadanía descontenta e insatisfecha que no tiene pertenencia partidaria, que se mostrará pragmática a la hora de elegir y que, independientemente de su orientación ideológica, priorizará sus preocupaciones e intereses económicos. La verdadera candidata de esta elección será la economía.