Tensa calma

Uno de los presidentes comunales mimados por el equipo de Pullaro, en problemas por la seguridad

Uno de los presidentes comunales mimados por el equipo de Pullaro, en problemas por la seguridad

Sufrió una manifestación en la puerta de su domicilio por parte de un grupo de vecinos que se mostraron muy preocupados por los reiterados robos en Ricardone. En un reclamo pacífico, le exigieron respuestas a la máxima autoridad comunal.
Sufrió una manifestación en la puerta de su domicilio por parte de un grupo de vecinos que se mostraron muy preocupados por los reiterados robos en Ricardone. En un reclamo pacífico, le exigieron respuestas a la máxima autoridad comunal.

Facundo Morandin es el presidente comunal de Ricardone desde el 10 de diciembre del año pasado, luego de ganarle elecciones con comodidad al histórico dirigente del Peronismo local Juan Carlos Doria. Morandin llegó a la presidencia comunal con un armado territorial del Radicalismo departamental, que tiene como referentes políticos a Horacio Ciancio, actual Secretario de Municipios y Comunas del gobierno de Maximiliano Pullaro, y a la diputada provincial Silvana Di Stefano.

Con pocos meses en la gestión, el presidente comunal sufrió un escrache en la puerta de su domicilio encabezado por un grupo de vecinos que solicitaban que se garantice la seguridad en el pueblo. Una metodología de protesta repudiable.

Ricardone y Roldán son las localidades de mayor crecimiento poblacional del departamento San Lorenzo, este boom de nuevos habitantes se debió a la creación de numerosos barrios con lotes accesibles que permite a matrimonios jóvenes complir el sueño de la casa propia. Estas expansiones tienen siempre una deficiencia estructural, que es el acompañamiento eficiente del estado en infraestructura y en seguridad.

Para tomar dimensión de estas deficiencias estructurales, Ricardone no tiene frecuencias de colectivos que permitan una conectividad eficiente, cientos de pasajeros quedan abandonados a la vera de la ruta. Los vecinos parecen no tener paciencia y los 100 días de gracia parecen haber terminado para Moradín, el dirigente mimado de parte del Radicalismo departamental.