El proceso de salvataje (cramdown) de Vicentin sumó esta semana a cuatro de las empresas más importantes del sector agroindustrial: Bunge, Viterra, ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas) y La Unión Agrícola de Avellaneda. Entre los grandes jugadores ya se habían anotado Molinos Agro y AGD (Aceitera General Deheza), propiedad de la familia Urquía, que opera en la región la terminal T6 en sociedad con Bunge.
Formalmente, ahora los interesados que realmente quieran participar deberán abonar un canon, condición excluyente para presentar propuestas de pago. Quienes lo hagan y se mantengan en carrera deberán luego ofrecer su propuesta a los acreedores, y quien obtenga más adhesiones se quedará con los activos de la agroexportadora.
En la próxima resolución, el juez establecerá los plazos procesales para la inscripción definitiva de los interesados, incluyendo el pago o depósito del canon, la designación de un evaluador, la fecha de presentación de la valuación, plazo para observaciones, audiencia informativa y los tiempos para la obtención de las mayorías necesarias.
“El cierre de los interesados no remite mayor sorpresa más que la vuelta de la participación de Molinos Agro, empresa del grupo Perez Companc, y ahora la de la familia Urquía con AGD, que hasta el momento no había participado en el proceso”, indicaron fuentes del sector a SL24.
El concurso de Vicentin ya lleva más de cinco años, atravesando todas las instancias judiciales, en un proceso que no encontró solución y mantiene a la empresa bajo intervención.
Mientras tanto, la acumulación de deudas post concursales genera creciente presión en el juez para definir la salida final. Los interventores alertaron sobre la crítica situación fiscal en su último informe:
Estado de quebrantos acumulados de ganancias
Vicentin posee quebrantos acumulados por $574.490 millones proyectados al 31 de octubre de 2025. De estos, $458.369 millones (originados en 2020) vencerán esa misma fecha.
El impacto es crítico: si las ganancias por venta de activos o quitas de deuda se materializan después de esa fecha, la empresa perderá la capacidad de compensar ganancias con quebrantos por aproximadamente USD 393 millones, generando un pago de impuesto a las ganancias de alrededor de USD 137 millones. Esto reduciría fuertemente el valor de los activos o el monto disponible para afrontar la deuda concursal.
Tras años de idas y vueltas, el futuro de Vicentin entra en una etapa definitoria, con jugadores de peso anotados y un panorama que sigue siendo incierto, tanto para el mercado como para los acreedores.