El país en general y Santa Fe en particular muestran diariamente su deplorable nivel dirigencial que hunde las expectativas de la población y se consume el ya poco capital restante de una Argentina potencia global.
El gobernador de la provincia, Omar Perotti está consolidando una de las perores administraciones que se recuerde, está afirmación se sustenta de escuchar a diario a los socios políticos y colaboradores del rafaelino que desesperadamente gritan “es una misión imposible sacar una licitación o articular procesos burocráticos para garantizar el funcionamiento del estado”.
Para poder bajar esté análisis a la coyuntura regional y sacar conclusiones alcanza con repasar el reclamo de los vecinos de Villa La Ribera, quienes agotados por la inacción del estado para controlar y mejorar las condiciones de transitabilidad en la zona decidieron cortar la intersección de las rutas 91 y 11, arterias por donde ingresan los camiones que van a los puertos de Timbúes, puertos que garantizan el ingreso de más del 30% del total de dólares que se atesoran por exportaciones.
La medida extrema de los habitantes del pequeño paraje Villa La Ribera – paraje que otrora fuera un reducto turístico que atraía inversiones para residencias de fin de semana y complejos recreativos hoy quedó convertido en un territorio dominado por camiones, mugre y comercios legales e ilegales – logró que funcionarios del gobierno provincial bajaran al territorio para destrabar el conflicto. Entre los funcionarios que llegaron a la zona se destaca el dirigente más cercano a Omar Perotti, Marcos Corach Ministro de Gestión Pública quien fue el que anunció para la prensa del inicio de los estudios para confeccionar el ante proyecto que permita licitar las obras en un plazo de 60 días.
Los plazos marcados por la provincia ya tienen más de 20 días de vencidos y los vecinos ya comenzaron a reclamar al costado de la ruta como reflejaba ayer SL24, por el momento sin tomar medidas extremas que interrumpan el ingreso de camiones.
En este análisis es imposible dejar fuera del profundo deterioro de la dirigencia a la decadencia de las agremiaciones empresarias que no logran imponer los lobby necesario para garantizar las obras y la paz social que permitan el crecimiento sustentable del complejo agroexportador más importante del mundo. Hay renovación en algunas de las cámaras sectoriales que prometen trabajar con la territorialidad con el objetivo de mejorar las condiciones y clima empresarial, que desde hace más de una década no para de caer y hasta en algunos casos puso en peligro la continuidad de algunas actividades.
