(*) Por Bernardo Basombrío
El “Viva la libertad, carajo” parece haber sido tomado muy en serio y, al extremo de que vale cualquier cosa. En el Banco Nación Carmen Barros, la gerente general que en el año 2023 contrató a Pity, la numeróloga para consultas astrales y le pagó $ 1.985.000.- con fondos de la entidad, además de haberse aumentado su sueldo a una cifra equivalente a u$s 15.000.-. En vez de ser castigada por su mal desempeño trasciende que ya tendría la firma del directorio a un acuerdo de desvinculación, en cifras millonarias.
Barros cumple años a mediados de enero próximo, la edad de jubilarse. Luego su retiro es equiparado al cargo saliente. Redondo y fresco negocio amparado por el directorio del gobierno de Javier Milei.
Desde el lío resonante de cuando contrató a la numeróloga, la mujer se “guardó” tanto, que casi no asiste al banco, aunque por supuesto sigue cobrando su generoso sueldo. Y, los nombramientos de familiares y amigos en áreas estratégicas para el resguardo a sus acciones siguen firmes. Las sensibles estructuras de Legales, Ética y Violencia de género siguen conformadas por las mismas personas, entre parientes y acomodos groseros, que le deben favores. Martín Hamam, se asegura que no estudió nada de lo que afirma ni tiene capacidad para estar cobrando de yapa, como ejemplo.
Una suerte de moneda de cambio para que nadie “prenda el ventilador”, explicando tantas cosas sucias. Así es el caso de Héctor Javier Silva -el padre del hijo de Batakis- que sigue al frente de su cargo con generoso sueldo. Los ingresos de María Lucila Padin, Facundo Peña y Yamila Bustelo, con sueldos vigentes por bastante tiempo, aunque nunca trabajaron ahí. Tras el alta se afiliaron y, “retiraron” con licencia gremial. En rigor, se desempeñan en el área de prensa de La bancaria.
Todo bajó tanto de perfil que, Gastón Álvarez, el monje negro que oficia de gerente real a la sombra distraída de Carlos Rovetto, está reactivando su pase a Madrid, especulando volver más tarde con el nombramiento formal al máximo cargo en la carrera del banco. Y, aquellos funcionarios con tanta gestión dudosa, que no hace al cuidado de la institución, se siguen “salvando”.
Cualquiera que busque en la Internet puede encontrar detalles resonantes del novio de Barros, Juan Manuel Romero, de frondoso periplo encubierto. O de su hijo Juampi Pedemonte y su pareja Belén Salinas. Más allá están los casos de Karina Angeletti, novia de Batakis; Jorge Javier Peralta al servicio de Palazzo, listo para la huelga. Fiesta y familia hacen Jorge Nappe y su primo, Ricardo Caccia; Walter Moneva es otro señalado sin desperdicio; y Christian Gerber es el gestor de cambio de divisas, con una cueva y desde cuya puerta accede pasmosamente tranquilo ante el registro de las cámaras del Tesoro del banco. Una designación política sin labores concretas y una mensualidad de más de $ 3.500.000.- es la de Ariel Enrique Rudistein -de larga trayectoria como empleado estatal e ingresado en enero del 2023.
Marita Closas lleva con presurosa sudoración su humanidad, de aquí para allá, para cubrir todos los desastres. Es lo más parecido a alguien que mete la mano en la bolsa para el sorteo de lotería, con todos los números pegados en la mano; no le cabe distracción en todo esto. Mientras, Sergio Barzola, desde Legales, sigue elucubrando vericuetos para una salvada que enhebre todos los dislates.
Se vislumbra, al fin y al cabo, acerca del tono y la cantidad de empleados despedidos o destratados injustamente al no ceder en sus convicciones y lealtad a principios virtuosos, si es que no están todavía aferrados a una débil cornisa y en inanición financiera.
Quienes quedan arbitrariamente sumariados y juzgados por el mismo tribunal pueden estar caprichosamente favorecidos o condenados por Barros, sin injerencia de justicia externa; la verdadera. En definitiva, se tratan de casos por reparar el cuidado del buen nombre y honor antes que acceder a actos o prácticas corruptas.
La primera disposición hacia ellos se da con lo que en la jerga interna del banco le llaman “la carpa”. En esa condición la carrera se trunca; la persona es relegada en importancia o es desplazado a otro lugar físico. La indignación y el humor de todos ellos es suficiente combustible para que todo salga a la luz, empero se aguarda se haga justicia alguna vez.
Estas historias, denunciadas en Comodoro Py y nunca investigadas, encuadrarían en las figuras de nepotismo, abuso de autoridad, defraudación a la administración pública y presunta asociación ilícita.
Daniel Tillard se hace el distraído metiendo la tierra bajo la alfombra ante esta corrupción que conoce tan de cerca. Es que no quiere líos, necesita transformarlo en S.A. Alejandro Henke, uno de los directores echado cuando integró el directorio con González Fraga por “una gallina”, como dicen altas fuentes del banco, increíblemente regresó. Lo que no perdió es compostura para el trabajo que se propone sacar adelante: como el Gobierno ha dictaminado que todos los funcionarios viajen en clase turista en los vuelos, le busca la vuelta con una resolución superadora para que sea en primera clase. Carlos Balter, es otro que de banco no sabe y, en Mendoza el pesado secreto que cuentan de él, le hace una pésima reputación personal.
Como es arriba, es abajo ¡Viva la pepa, carajo! El Nación ha sido rifado.
(*) Periodista y escritor