El peronismo en San Lorenzo ha iniciado una búsqueda urgente por un nuevo líder capaz de conducir al movimiento durante las próximas décadas. Sin embargo, esta tarea enfrenta obstáculos significativos debido a la despolitización de los sindicatos locales y al cambio de foco de muchos de ellos hacia cuestiones alejadas de la política doméstica. En este contexto, el desmoronamiento de estructuras juveniles como La Cámpora, cuya única misión parecía ser asegurar cargos para los jerarcas de la organización en lugar de formar cuadros políticos en el territorio, ha dejado un vacío difícil de llenar.
Actualmente, diversas líneas del peronismo se reúnen con el objetivo de debatir y planificar el armado electoral de cara a las próximas elecciones. Uno de los temas recurrentes en estas mesas de discusión es quién debe tomar el rol protagónico que lleve adelante las ideas del movimiento. Y en ese esquema, la figura de Esteban Aricó, no termina de generar consenso. Su actitud soberbia y la falta de principios hacia sus propios militantes parece generar cierta desconfianza.
Es que Aricó, que lideró un entramado destinado a armar ONG que tenían como objetivo desviar fondos de programas provinciales a la alimentación de niños vulnerables, metió en la comisión directiva a sus militantes más cercanos y ellos son los que hoy enfrentan una investigación judicial por parte de la fiscalía de delitos complejos de Rosario. Se les acusa del desfalco de al menos 70 millones de pesos en comida, además de otros programas de apoyo a la niñez, que podrían sumar un monto aún mayor. Mientras sus colaboradores más cercanos han quedado comprometidos judicialmente, Aricó sigue proclamando su inocencia, una actitud que dentro del peronismo no pasa desapercibida. En esta fuerza política, el silencio es oro, pero los traidores siempre terminan en la hoguera.
Este proceso electoral no parece encaminado a resolver el liderazgo del peronismo en San Lorenzo para las próximas décadas, aunque en el movimiento son optimistas de que aparezca una figura que genere el tan ansiado consenso. Se espera que al menos cinco listas compitan en la interna, mientras que un número similar lo haría por fuera del movimiento. Nadie quiere perder la posibilidad de figurar en la grilla de competencia para la renovación partidaria.
Por otro lado, el peronismo provincial está más enfocado en sus objetivos en las legislaturas y en ciudades como Rosario o Santa Fe, dejando a San Lorenzo a su propia suerte. Parece claro que ordenar el territorio no está en sus prioridades, ni mucho menos en sus capacidades actuales.
En este panorama, la llegada de un nuevo líder –el tan ansiado “macho alfa”– se vislumbra como una tarea titánica. Y, en el contraste con los símbolos tradicionales del peronismo, es muy probable que este nuevo referente sepa más de sushi que de choripanes.