Tunes por calle Urquiza

De dos horas atrapados a 10 minutos de libertad: así se transformó el tránsito en San Lorenzo

De dos horas atrapados a 10 minutos de libertad: así se transformó el tránsito en San Lorenzo

Calle Urquiza en San Lorenzo
Con inversiones municipales estratégicas, la ciudad superó las históricas barreras de tránsito y se proyecta como nuevo polo habitacional. Oggero propone avanzar con el soterramiento del ferrocarril y nuevos ejes viales.

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Con inversiones municipales estratégicas, la ciudad superó las históricas barreras de tránsito y se proyecta como nuevo polo habitacional. Oggero propone avanzar con el soterramiento del ferrocarril y nuevos ejes viales.

San Lorenzo atraviesa una transformación silenciosa pero profunda. En dos décadas, pasó de ser una ciudad bloqueada por su infraestructura a convertirse en modelo de movilidad urbana en el cordón industrial. Con planificación, obras clave y visión metropolitana, la cabecera del departamento se posiciona como nuevo polo de desarrollo habitacional en el sur santafesino.

Según datos recientes, San Lorenzo es la ciudad con mayor cantidad de autos per cápita de la región, fenómeno impulsado por su rol como núcleo administrativo, comercial y laboral del departamento. A diario, la población se duplica por la llegada de trabajadores, trámites y actividad portuaria. Esta presión sobre el tránsito llevó a que la movilidad sea uno de los ejes centrales de la gestión.

Un territorio con tres barreras estructurales

Ubicada sobre el extremo este del departamento, San Lorenzo presenta tres barreras naturales que históricamente complicaron el flujo vehicular:

  • La intersección de Ruta 34 y A012,
  • La Autopista Rosario–Santa Fe,
  • Y las vías del ferrocarril Belgrano, ya en cercanías del casco urbano.

En épocas de cosecha, la conexión con Rosario podía demorar hasta dos horas, incluso en transporte público. Los vecinos lo vivían a diario: un cuello de botella en el sur era la única vía de escape hacia el resto del área metropolitana.

Obras municipales que cambiaron la matriz vial

La construcción del acceso centro a la autopista Rosario–Santa Fe, a la altura del Bv. Urquiza, fue el punto de quiebre. Esa obra se complementó con la reconversión de Urquiza —el antiguo “camino al cementerio”— en un boulevard con pavimento integral, cordón cuneta, iluminación LED y sin zanjas. El nuevo corredor conecta la autopista con el centro urbano, integrando barrios históricamente aislados.

Otra obra clave fue la pavimentación de la colectora entre San Lorenzo y Ricardone, que permite en plena cosecha recorrer los dos centros urbanos en apenas 10 minutos, cuando antes era un caos imposible de sortear.

Estas inversiones, ejecutadas con fondos municipales, comenzaron a convertir al oeste de la ciudad en tierra apta para desarrollos urbanísticos. El fenómeno recuerda al crecimiento que vivió Funes con la expansión del área metropolitana. Incluso, Capitán Bermúdez recibió recientemente un desarrollo privado tras la construcción del intercambiador de autopista en Fray Luis Beltrán y la tercera mano de la autopista Rosario–Santa Fe.

Avance hacia una ciudad pensada para vivir

La avenida Interurbana, que une el sur de San Lorenzo con Granadero Baigorria, es otra de las arterias que consolidan el modelo de ciudad fluida y conectada. Y no es casual: hace más de 30 años que ni la Provincia ni la Nación invierten en la infraestructura vial que sostiene el movimiento de granos hacia los puertos. Frente a eso, los municipios tomaron la iniciativa.

En ese marco, el concejal Gustavo Oggero trabaja con la Universidad Nacional de Rosario en el diseño de un proyecto estratégico para soterrar la avenida Urquiza, evitando que los trenes sigan interrumpiendo el flujo urbano. Además, sumó la boulevarización de calle San Juan, para consolidar un anillo de tránsito ágil entre el sur, el oeste y el centro de la ciudad.

“San Lorenzo tiene todo para transformarse en una de las mejores ciudades de la provincia Pero eso requiere pensar a largo plazo, hacer obras y gestionar con seriedad”, destacó Oggero.