Región núcleo

Pese a todo, la producción de soja alcanzó las 17,9 millones de toneladas

Fue la segunda menor superficie sembrada en los últimos 15 años, pero con mejores rindes que compensaron las pérdidas de área. Las adversas condiciones climáticas retrasaron la cosecha en unos 30 días respecto al promedio de las campañas anteriores

El trabajo con imágenes satelitales muestra que se sembraron 450.000 hectáreas menos de las 5,1 millones que se tenían en cuenta como área implantada. Esta conclusión proviene del trabajo de clasificación de uso del suelo mediante imágenes satelitales realizado por GEA/BCR. Para ello se georreferenciaron 2.100 puntos de diferentes coberturas en el área núcleo, los que fueron procesados en la plataforma de Google Earth Engine y se utilizaron imágenes satelitales del Sentinel-2. La región núcleo sembró su segunda menor superficie en 15 años, solo detrás de la campaña 2021/22 (4,45 millones de hectáreas).

Tras un fuerte retraso, pero con mejores rindes, terminó la cosecha de soja. El rinde alcanzó 40,5 quintales por hectárea de promedio, cuando se esperaban 37 y una producción resultante de 17,9 millones de toneladas. La mejora de rinde compensa la pérdida de área sembrada y la soja alcanza una producción 17,94 millones de toneladas en el ciclo 2023/24. Esto es tan solo 300.000 toneladas por debajo del promedio de los últimos 15 años

Desde su arranque, la cosecha de soja estuvo atravesada por la problemática de excesos de lluvias. En el mes de marzo, la región núcleo acumuló más de 300 milímetros en el este de la región. Esto produjo severos problemas de calidad en las zonas más afectadas, como infección de hongos como Cercospora y pérdida de rinde en las zonas que recibieron más de 300 a 350 milímetros. Se sumaba además, la retención de hojas y tallos verdes en lotes muy afectados por el calor.

En abril, pese a las lluvias, esta vez el agua fue para el oeste. La trilla continúo como se pudo, incluso entrando a los lotes condiciones sin piso y con humedad del grano muy por encima del óptimo. Las plantas estaban en condiciones muy vulnerables y las pérdidas por desgrane iban en aumento. El freno de las lluvias en mayo permitió terminar la cosecha, pero con un atraso de casi 30 días respecto al promedio de las ultimas 5 campañas.

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